El teatrillo del pleno acaba como todos sabían

No sorprende el apoyo, una vez más, de los socialistas a las cuentas de Kichi pero empieza a producir hastío tanta sobreinterpretación

La política tiene su parte de teatro, de interpretación. A veces de exageración. No es algo nuevo. Desde hace generaciones, muchos políticos toman clases de declamación y de actuación. Pero eso puede ser un complemento en las formas, una manera de darle más énfasis al ... mensaje. No puede convertirse en todo el conjunto, el resumen de la acción, la esencia de la actividad. Sin embargo, desde que llegó el autodenominado gobierno del cambio, el PSOE local se ha instalado en una sobreinterpretación que sólo le está llevando a seguir perdiendo apoyos. En la misma línea, los ediles de la coalición de izquierdas también han optado por la estrategia del discurso mayúsculo, del exceso en las formas, de la teatralidad que enmascara que el emperador, con o sin mascarilla, va desnudo.

Lo de esta semana ha sido la crónica de una mala película de la que todos conocemos el argumento y el desenlace. El Partido Socialista ha jugado a amagar con no apoyar las cuentas de Kichi para, finalmente, claudicar de la manera acostumbrada a la hora de la votación. Era un secreto a voces, ya ha ocurrido –con apoyos o abstenciones– en otras ocasiones. En este Pleno de presupuestos, además, se habían filtrado las conversaciones previas, por lo que todo el numerito de la semana se ha antojado más absurdo que de costumbre, pues nadie ha llegado a creérselo. Esa estrategia del amagar con hacer de verdadera oposición y terminar siendo la muleta necesaria de Kichi ya le pasó factura a Fran González y a Mara Rodríguez. Debería tomar buena nota Óscar Torres.

Mientras, en otra pista del mismo circo, el equipo de Gobierno ha aprovechado este pleno para escenificar su función. Cherra ha llegado a exhibir tres folios en blanco con el argumento de que eran «las propuestas de la oposición». De teatrillo de Primaria. Más preocupante es que las cuentas que han presentado no se salen de ese esquema, son la puesta en números de la misma función que lleva representando este equipo de Gobierno en la que la conexión con la realidad del día a día de los gaditanos está completamente perdida. Sirva de ejemplo que se contempla una inversión de 15 millones, de los que 10 corresponden a la venta del hotel del Estadio. El mismo que David Navarro prometía, en un capítulo anterior, que ya estaba vendido. La función, además de ser mala, no para de repetirse.

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