Hay que sumar pero sin restar

Cádiz ha alcanzado cifras de pernoctaciones hoteleras similares a la época precovid, pero ha perdido más de 2.500 plazas hoteleras a raíz de la pandemia

Es una época de extremos en la cual el color gris no está de moda. La información, la opinión, se rigen por parámetros maximalistas: el mejor, el peor, el más, el menos, más que nunca... Titulares convertidos en eslóganes que carecen de profundidad.

Alrededor de ... la marca Cádiz se suceden los elogios superlativos. Una potencia de marca brutal que resiste los embates de la crisis y con unas cifras de pernoctaciones e ingresos por hostelería que rondan los históricos datos previos a la pandemia. Cierto, pero con matices, que es posible interrogar y acosar a los números hasta que digan lo que tú quieres decir.

El brillo de ese oro que tanto reluce no puede cegar al observador, pues los porcentajes son similares pero la provincia ha perdido más de 2.500 plazas hoteleras en este año largo de coronavirus. Representa alrededor de un 5% de las más de 50.000 de las que dispone, no demasiadas para alertarse, sí suficientes para percatarse.

El covid ha supuesto un estropicio para numerosos empresarios que no han podido sobrevivir al golpe, y si ellos naufragaron no hay que ser muy vivo para interpretar que otros compañeros de tripulación han de estar con el agua al cuello.

El turismo es la joya de la corona de esta tierra a la que han arrancado en parte su presente y futuro industrial. Sin embargo, en los meses del durísimo 2020 proliferaron esos angustiosos carteles de ‘se vende’ en establecimientos hosteleros de solera. Las ayudas llegaron demasiado tarde, las que llegaron, y la crisis ajustó cuentas y se mostró impía con los que poseían menos recursos y capacidades.

Más allá de encarar el horizonte como si nada de esto hubiera ocurrido, ocultando bajo la arena el socavón producido por el desastre pandémico, Cádiz ha de fortalecer su tejido hotelero y hostelero con el fin de preservar intacto ese potencial, sin dejar a ninguno atrás. Más allá de sumar, hay que conseguir no restar. Mantenerse, equilibrarse. La estabilidad no genera tantos titulares, pero sí certezas, seguridad, confianza y empleo. Seguir y permanecer.

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