Dos sucesos muy graves
El Ayuntamiento de Cádiz no puede permanecer callado ni ante el incendio en Santa Bárbara ni ante la concentración en Carranza
El pasado sábado se vivieron dos situaciones en la capital gaditana que podrían haber acabado en tragedia . De hecho, de una de ellas aún habrá que esperar dos semanas para saber si tiene consecuencias o no. La primera fue el incendio en la ... pérgola de Santa Bárbara . Una edificación concebida para convertir esa privilegiada zona del centro de Cádiz en un lugar de recreo, esparcimiento y disfrute para todos los gaditanos. Sin embargo, el abandono por parte del Ayuntamiento lo ha convertido en lugar de refugio para personas sin hogar, que han hecho suya la zona instalándose allí como si de su casa se tratara. Lo ocurrido, un incendio visible desde todos los puntos de la Bahía de Cádiz, se veía venir. De hecho, no pocos colectivos vecinales lo han venido denunciando estos últimos años. Hasta que ocurrió. Y si no es por la rápida intervención de los bomberos, hoy podríamos estar hablando de pérdida de vidas humanas.
El segundo hecho ocurrió a las puertas del estadio Ramón de Carranza . Unos dos mil aficionados se congregaron durante al menos horas para recibir a su equipo, que se jugaba el ascenso ante el Fuenlabrada. Las imágenes, ofrecidas en directo por Gol Televisión, mostraban a todos ellos agolpados, sin guardar la más mínima distancia de seguridad y en algunos casos sin mascarilla. Es evidente que el dispositivo organizado –apenas 24 horas antes en una reunión improvisada en el Ayuntamiento– no fue suficiente. Alega la Policía que una vez congregadas tantas personas es contraproducente actuar, pero si se hubiese actuado antes y mejor, no se hubiese permitido el paso a nadie hasta la misma puerta del estadio. Bastaba con cortar el paso en las calles adyacentes para ahorrarnos las imágenes que han avergonzado a miles de gaditanos, que son tan cadistas como los otros, pero también mucho más responsables. En este caso, la responsabilidad es tanto de la Subdelegación del Gobierno, dirigida por José Pacheco, como del alcalde de Cádiz, José María González ‘Kichi’.
Al menos la Subdelegación ha tratado de dar una explicación a lo sucedido por medio del departamento de comunicación de la Policía Nacional. En el caso del consistorio gaditano, como en tantas otras ocasiones en temas transcendentales, ni está ni se le espera. Será que escribir en redes sociales sobre la ‘gordofobia’ o las banderas en la fachada sí es importante. Pero asuntos en los que hay –literalmente– vidas en juego, no lo es tanto.
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