La solidaridad de los ejércitos más allá de Rota y Kabul
El caso del rescate en Angola ejemplifica la discreta pero constante tarea humanitaria de las Fuerzas Armadas
En estos días en los que todos recordamos la esencial prioridad que supone la solidaridad internacional, con Rota como destino de libertad y esperanza para unos cientos de afortunados, corremos el riesgo de creer que la operación de rescate de ciudadanos afganos es algo excepcional, ... o efímero. Por desgracia, esa misma situación se ha dado, se da y se dará en rincones de todo el mundo. Ni es nueva ni cesará con este dramático episodio. Ahora que todos volvemos la mirada hacia los militares y diplomáticos, funcionarios todos, que salvan vidas sin preguntar resulta necesario recordar que ese papel lo desempeñan a diario, de forma más discreta, en numerosas situaciones. La provincia de Cádiz, históricamente, ha estado muy ligada a la Armada Española. Su situación costera así lo ha requerido a lo largo de los siglos y el gaditano no ha permanecido ajeno a ello. Pero la relación no se limita sólo a la Marina, sino que también se da con los otros dos ejércitos.
Todos ellos prestan un servicio fundamental para la seguridad de nuestro país, en unos tiempos en los que, afortunadamente, el ejército goza de una excelente imagen. Atrás quedaron aquellos en los que una parte de la sociedad lo denostaba de forma injusta o, al menos, parcial. Hoy, los tres ejércitos están repartidos por numerosos países del mundo en diferentes misiones humanitarias y no sólo en Kabul. En ellas toman parte a diario cientos de gaditanos, como héroes anónimos. Sólo la Armada participa actualmente en diversas misiones. Los ejemplos son muchos pero siempre resulta conveniente actualizarlos. Uno de los vigentes, que no últimos, lo ha protagonizado el patrullero ‘Vigía’ con base en Cádiz, que partía a finales de junio de la Estación Naval de Puntales y ha socorrido a un pesquero que llevaba cinco días a la deriva en aguas de Angola, en la costa occidental africana.
Es un caso, entre muchos, que refuerza esa función de unas Fuerzas Armadas a la hora de cimentar ese prestigio en la sociedad, ganado a base de sacrificio y buen hacer. Conviene subrayarlo con cierta asiduidad para que no se dé por sentado cuando nos olvidemos también de Afganistán, con esa indiferencia tan propia de la parte rica del mundo. En Angola o en el Índico, en Kabul o en Haití, es reconfortante para todos celebrar como propios cada uno de sus éxitos, que no son pocos, aunque a menudo silenciosos.