Solidaridad
Las muestras de cariño y ayuda de Cádiz con Ucrania se repiten a diario. La provincia se ha volcado con el envío de víveres y también con la acogida de refugiados
La palabra solidaridad se extiende como un reguero de agua tibia por toda la provincia en apoyo a Ucrania. Cádiz está con los más débiles. Así lo demuestra la cadena de afecto y ayuda que se ha desplegado. Todos los gaditanos que, de forma desinteresada, ... donan su tiempo y dinero a una causa humanitaria que, teóricamente, les queda muy lejana. Hay cada vez más familias que, de forma altruista, acuden hasta la frontera con Polonia para acoger a mujeres y niños refugiados. Cádiz no es una excepción. San Fernando, Chipiona, Rota, Barbate, Conil, El Puerto, Jerez, La Línea. La lista de municipios gaditanos comprometidos con el pueblo ucraniano es interminable. La provincia se ha mojado en el conflicto y, desde que comenzó la invasión rusa, las palabras que condenan al belicismo se han transformado en un enorme efecto mariposa que ha terminado con toneladas de mercancías de primera necesidad transportadas a miles de kilómetros de distancia. Aumentan las recogidas de alimentos, ropa y medicamentos. Hay iglesias, tiendas y supermercados, repartidos por varias localidades, a los que no paran de llegar gente con bolsas y cajas. La embajada de Ucrania, por su parte, pide que la ayuda sea monetaria, un dinero que se envía directamente a las ONG en el terreno. Iglesias, asociaciones vecinales, colegios e institutos, ayuntamientos... todos intentan volcarse en una campaña de ayuda que supone un reto logístico faraónico. Para que la atención sea ordenada y eficaz, las organizaciones llevan semanas, incluso antes de la invasión, diseñando posibles escenarios y planes de contingencia. Una vez llegada la guerra total, las ONG pasan al siguiente nivel: la cadena logística. Es decir, salen los primeros camiones con el stock con el que cuenta cada país. Al mismo tiempo, y bajo el paraguas de Naciones Unidas, ACNUR entabla conversaciones con todos los países limítrofes. La gente huye desesperada, sola o con menores, y necesita un lugar donde sentirse a salvo. No solo se ha flexibilizado el sistema de asilo, sino también los protocolos COVID. Pero lo más importante ahora es la apertura de corredores humanitarios.