Sin ideas en pleno derrumbe
El comercio local, en una crisis como no se ha conocido, echa de menos el apoyo de un Ayuntamiento sin más ideas que recaudar
El comercio gaditano vive la peor crisis que ha conocido. Ya es decir. Nunca ha estado sobrado de clientela porque, salvo en los últimos diez años, la ciudad no ha sido destino habitual del turismo nacional e internacional (cruceristas). Curiosamente, los que tengan ... memoria recordarán que en esta década previa a la pandemia se decía, constantemente, que eran unos visitantes de poco poder, o interés, adquisitivo. Dicho en lenguaje coloquial: que gastaban poco. Ahora se ve que no. Que estaban y que complementaban la compra del consumidor local, o al revés, el local completaba las compras del turista. Ahora, el sector ni siquiera puede tirar de iniciativa, ingenio y recursos propios para ofrecer una nueva imagen, ni siquiera tiene apoyo institucional y apenas puede contar con los propios integrantes del gremio para montar un proyecto promocional. Sencillamente, cada vez son menos y están concentrados en sobrevivir. Cualquier otro concepto es secundario cuando se trata de no cerrar, de pagar deudas, de intentar seguir abierto.
El problema es que a falta de que la industria o el sector primario vuelvan a ser lo que fueron (si vuelven a serlo alguna vez) muchas ciudades como Cádiz fían buena parte de su empleo y su microeconomía a dos factores: turismo y comercio, agrupados en el denominado sector servicios. Uno y otro han desaparecido este año en buena parte. El cierre de los locales de grandes marcas, sobre todo textiles, es el mayor síntoma de un desplome encadenado. Primero desaparecen los visitantes, los vecinos se asustan, la caída de fichas de dominó se pone en marcha y empiezan a cerrar escaparates, locales, casi aceras enteras. Las marcas empiezan a huir y a agruparse en los centros comerciales de las afueras.
En el caso de la ciudad de Cádiz, a las carencias en el transporte público se unen las dificultades para encontrar aparcamiento, con una zona azul (o variantes) expandiéndose por toda la ciudad y unos subterráneos con un alto precio medio. Faltan grandes bolsas de estacionamiento disuasorio y gratuito, o asequible. Faltan frecuencias en el transporte público, alternativas, faltan más y mejores autobuses, más y mejores trenes. Falta limpieza y también una Policía Local que el Ayuntamiento sepa liderar y equipar con la plantilla suficiente. Que la crisis es terrible y es para todos, es cierto. Que al Gobierno local no se le ocurre más que la opción recaudatoria y la demagogia peatonal, también.
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