El Apunte
Una Semana Santa sin pasos, pero con fe
Los cofrades coinciden en señalar que las restricciones sanitarias no deben impedir el vivir de una manera íntima una de nuestras tradiciones más queridas
La Semana Santa gaditana se ha reinventado debido a la pandemia.
Hace un año, cuando no llegábamos a imaginar lo larga, cruel y desoladora que iba a ser la pandemia, nos hacíamos una pregunta ingenua, amparada en una situación tan nueva como desconocida. ¿Puede haber Semana Santa sin procesiones en las calles, sin la estampa de ... Cristos y Vírgenes por nuestras ciudades, sin acólitos dando incienso y flores engalanando los pasos? Hoy, un año después y tras más de 1.300 vidas perdidas en la provincia, sabemos la respuesta: por supuesto. La Semana Santa, como antes el Carnaval, se ha reinventado y ha explorado nuevos caminos en los que conjugar la fe, la devoción y lo íntimo con las tradiciones más arraigadas, con el reencuentro con un pasado que evoca esas formas que, aunque siempre distintas, nunca cambian. Todo se ha transformado para que, remendando a Lampedusa, todo siga igual.
Pocas personas habrá en la provincia más interesados en que los pasos estén en la calle como el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Cádiz, Juan Carlos Jurado . Sin embargo, es el primero en reconocer que este año la situación no permitía una Semana Mayor convencional y que, por desgracia, los hombros debían alejarse de la trabajadera. Pero a la vez insistía en que las cofradías no han dejado de trabajar organizando bien actos piadosos bien actividades de caridad, muy necesarias en estos tiempos donde la necesidad empieza a apretar los cinturones de los gaditanos. Y recordaba que los templos permanecerán abiertos para que los fieles (tengan fe o simple amor por una tradición centenaria que se ha transmitidos de abuelos a padres e hijos) puedan contemplar a sus titulares.
El ejemplo de la pasada Navidad nos debe hacer reflexionar sobre la necesidad de extremar las medidas de seguridad en esta Semana Santa . Salvar la Navidad, hacer como que nada pasaba, relajar las restricciones y bajar la guardia nos ha conducido a una terrible tercera ola que ha segado una cantidad de vidas inaceptable en la provincia. Es por esto que hay que reivindicar una Semana Santa íntima, llena de esperanza en lo que vendrá muy pronto, y de recuerdo a lo que hemos sido y volveremos a ser.
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