El Apunte
El segundo golpe será más duro
El sector turístico gaditano afronta esta oleada con las fuerzas agotadas
Como en los tsunamis, lo peor no es la primera embestida, sino la resaca. Cuando las aguas regresan a su regazo en el mar. El Covid derribó gran parte del tejido económico de esta provincia, cimentada sobre pilares frágiles: el turismo y un sector aeronáutico ... que en bastante medida se encuentra también ligado al primero. El verano ha supuesto un balón de oxígeno fundamental para la hostelería y los servicios que genera; vital, pero no suficiente. Y la segunda oleada promete ser devastadora.
Porque diciembre no es agosto, y este diciembre tampoco será un diciembre normal. Cádiz afronta este nuevo desafío con las fuerzas muchísimo más mermadas, agotadas, sin reservas, con la única certidumbre de que esta siguiente etapa de oscuridad se prolongará aún más que la anterior. La provincia ha cerrado más de diez mil plazas hoteleras en un septiembre dramático, cuando se acabaron las alegrías al percibir claramente el ‘retorno’ del virus. Este mes le seguirá un nutrido grupo de hoteles, unos de manera planeada y otros al no encontrar remedio. Y hasta las fechas navideñas se vaticina un panorama desolador. Es el ‘otro’ efecto de la pandemia, que no sólo resulta una sangría a nivel sanitario sino que sus consecuencias económicas son similares a la de una guerra.
Queda redoblar esfuerzos y ser conscientes de que se vive una época de supervivencia, de resistencia. Al igual que se remarcaba en la antesala del estío pero ya sin la seducción de las playas, la provincia ha de promover esa imagen que le hace diferente. Confirmarse como un destino seguro libre de Covid (comienzan a reducirse en parte los ingresos hospitalarios), donde el descanso y la diversión se pueden desarrollar en un entorno seguro.
Ensalzar las bondades de su heterogeneidad, pasando del mar a la sierra, que ha brillado este verano y puede consagrarse en estas próximas semanas. Inventar, innovar, con ofertas globales que mejoren la competitividad. Aprovechar las ventajas laborales de la ampliación de los Ertes y no arrojar la toalla, confiando en que la crisis es coyuntural, estacional. Valentía y no desesperación, confianza en que siempre que llueve, escampa. Como siempre se ha hecho en esta tierra donde las penurias y la precariedad llegaron para quedarse. Lo único positivo de esta situación es que cada día que pasa es un día menos para salir de ésta.
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