Los retos del nuevo turismo
La crisis del sector y las restricciones sanitarias enfrentan a la ciudad a un debate inédito sobre el disfrute de las playas
La crisis del coronavirus ha puesto sobre el tapete decenas de situaciones para las que la sociedad no es que no estuviera preparada, es que ni siquiera contemplaba que pudieran darse. Con la desescalada, los retos a los que como comunidad debemos enfrentarnos ... no han hecho sino crecer. Así, al debate sobre la dualidad de sanidad pública y privada y a las discusiones sobre cómo se organizarán los colegios y las universidades en el próximo curso, se ha unido el del aprovechamiento de unos recursos turísticos que pensábamos que eran ilimitados pero a los que el Covid-19 ha puesto unas inopinadas fronteras.
El reto que se plantea es si los hoteles deben tener garantizadas un mínimo de plazas para los turistas que llegan cada verano a nuestras costas atraídos, en buena parte, por el lujo de contar con el disfrute de la arena y el mar. El hecho de que haya arenales, en especial en la capital, con un aforo limitado, ha provocado que desde el sector turístico se reclame este pequeño privilegio para garantizar la llegada de visitantes (y sus euros) hasta la provincia.
Llama la atención que en una tesitura tan complicada, el Ayuntamiento de Cádiz haya eludido el debate y con el habitual tono grandilocuente haya tildado de «lamentable» una propuesta que, pese a que puede suscitar rechazo, debería al menos merecer cinco minutos de consideración. Un interlocutor como la patronal turística no merece esa actitud por parte de los representantes de los gaditanos.
Lo cierto es que, si no se modifican las circunstancias y las limitaciones, la organización de la playa puede derivar en una controversia similar a la del carnaval . Si lo público no es de nadie es que es de todos, pero no todos contribuyen por igual a su conservación y difusión. Las redes sociales, a tenor de la información que publica LAVOZ, eran ayer un hervidero en el que centenares de gaditanos mostraban su temor por ser desplazados de la costa por quienes sólo vienen a pasar unos días a la ciudad. La propuesta de Horeca no va en esa línea (como tan ciegamente ha interpretado el concejal Demetrio Quirós cuando ha sacado a colación el término de ‘privatización’) sino en la de garantizar unos servicios a quienes, en estos tiempos extraños, apuestan por la ciudad de Cádiz.
El debate sobre el control de los aforos requerirá, sea cual sea la conclusión, altura de miras y capacidad de gestión y no palabras huecas y búsqueda de enfrentamientos cuando todos debemos remar en la misma dirección.
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