Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

Cádiz, república bananera

El tema que ha llegado a lo más alto del ‘Top Ten’ es el de la campañita contra la prensa escrita

IGNACIO MORENO BUSTAMANTE

#Rigorenprensa. Ese es el ‘hashtag’ –o como puñetas se escriba– elegido por Podemos Cádiz para denunciar la burda manipulación a la que los medios de comunicación de la ciudad someten cada día a los gaditanos. Ya saben, la perla de la semana. Empieza a convertirse en rutina. Cada día, de lunes a viernes, los podemitas gaditanos sueltan dos o tres temas chorras –que si carril bici por aquí o por allá, que si banderita arriba, banderita abajo, que si poesía eres tú o lo soy yo, ángel de amor, que si procesiono con el Nazareno o me emociono con mi comparsa–. Y de todos, uno de ellos se lleva la palma. Es el asunto destacado de la semana, el que propicia una aparición estelar del alcalde en La Sexta o un artículo brillante en algún medio afín y, por supuesto, riguroso. Esta semana, el tema que ha llegado a lo más alto del ‘Top Ten’ es el de la campañita contra la prensa escrita. Los medios de Cádiz –que por lo visto nos hemos puesto de acuerdo– debemos parar la asfixiante manipulación a la que hemos sometido al equipo de Gobierno. Debo confesar que lo primero que me invadió al conocer el tema fue una cierta sensación de candor. Se me dibujó una sonrisilla empática con aquellos que, desde el idealismo, piensan que van a ser capaces de poner en orden una ciudad a la que consideran hundida en la miseria. Se supone que estos señores todo lo hacen en salas con paredes de cristal y previa consulta a sus círculos. O bases. O como quiera que llamen a sus reuniones de instituto. Pero esta vez se les debió olvidar y nos la encontramos ya cocinada por tres o cuatro líderes locales, con sus recortes de titulares y todos los ‘avíos’. Detalle menor, no se lo tengan en cuenta. Lo importante es el fondo. Déjalos, son jóvenes, diría mi abuela.

Pero luego caigo en la cuenta de que estos mismos son los encargados de gestionar el Ayuntamiento, de dirigir nuestro día a día. Y muchos de ellos, sobre todo los líderes, no son tan jóvenes. Y ahí ya se me borra la pureza de ánimo. Porque empiezo a tener la sensación de que aquí hay cuatro listos con nombres y apellidos –José María González ‘Kichi’ (alcalde), Teresa Rodríguez (parlamentaria andaluza), Jesús Rodríguez (parlamentario andaluz) y Laura Mignorance (portavoz de Podemos en Cádiz)– que quedan a cenar los viernes en pareja y van marcando las líneas para dirigir a su rebaño.

Desde sus posicionamientos radicales anticapitalistas determinan qué está bien y qué está mal. Su superioridad moral e intelectual se lo permite. Y por lo visto, han llegado a la conclusión de que sus dogmas penetrarán mejor en los cerebros de los parados, de los necesitados, de los cabreados y de muchos jóvenes idealistas si son capaces de anular el libre ejercicio del periodismo. Como ya hicieran Stalin. O Lenin. O Franco. O Musolinni. O Hitler.

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