EL APUNTE
El reparto de carnés y banderas
Teresa Rodríguez se arroga el derecho de hacer el listado de andaluces puros, de privilegiados y de buenos progresistas
Las banderas son símbolos que pertenecen, casi, al ámbito de lo personal, de lo íntimo. Cada uno tiene las suyas. Incluso, al margen del lugar en el que haya nacido porque se trata de una comunión con un territorio pero, sobre todo, con ... su historia, sus tradiciones o su paisanaje. En los últimos años, en España pero también en lugares como Estados Unidos o Reino Unido hemos visto como unos sectores de población, o unos grupos políticos, reclamaban la bandera nacional como propia. Eso siempre supone una exclusión otra parte de la población que no comparte, por seguir con el ejemplo, los postulados de ‘America First’ o ‘Brexit’ pero sí se sienten norteamericanos y británicos, respectivamente. A escala nacional, hemos visto como el pulso del Gobierno catalán al Estado despertaba un instinto que durante años había permanecido hibernando en el interior de miles de españoles.
La amenaza de ruptura ilegal que han promovido los nacionalistas catalanes ha hecho saltar ese sentimiento de unidad y fuerza patrio que solo se advertía con el deporte. La bandera española por fin se puede lucir sin ningún miedo, rubor o vergüenza a que quien la porte sea tachado de facha . La bandera constitucional de España está por encima de ideologías y nos representa a todos sin distinción. Debe ser motivo de orgullo siempre que se muestre sin afán de exclusión, sin intención de restregársela a nadie. No hay motivos para esconderla como tampoco los hay para ocultar las banderas autonómicas. De ahí que sorprendan las declaraciones de la diputada autonómica, expulsada de su propio grupo, Teresa Rodríguez en la que trata de apropiarse de la bandera verde y blanca, de la andaluza. Con sus palabras, incurre en el error de apartar a los que no piensan como ella: «La bandera de Andalucía se enarbola siempre para reivindicar derechos. No es una bandera de los privilegiados, es una bandera del pueblo andaluz en unos momentos en los que hasta Juanma Moreno quiere decirse a sí mismo andalucista. Pues no. La bandera verde y blanca siempre ha sido una bandera de las reivindicaciones de izquierda, de la clase trabajadora, del pueblo». Con estas palabras resta valor y respeto a las banderas, a todas, y se arroga el privilegio de elegir quién puede levantarla y quién no, quién es andaluz y quién no, quién privilegiado, quién progresista. Como siempre, los prejuicios y los complejos.