El regreso del miedo
Las cifras no son las de primavera pero la sensación social de temor al virus reaparece y no podemos volver a llegar tarde
Después de lo vivido durante la pasada primavera, conviene usar las palabras con prudencia y rigor. Hablar de temor y alarma no tiene el mismo sentido ahora que hace, por ejemplo, un año. Con todas las precauciones, resulta innegable que el temor a una nueva ... oleada de contagios se ha instalado en la sociedad. El cierre de conocidos locales de hostelería, el incremento de casos, aún con una tensión moderada en los hospitales, van minando el ánimo de una población que se ha relajado en las medidas de precaución por más que una gran mayoría muestre una actitud responsable. Los números van creciendo mucho antes del temido otoño. Era previsible un aumento de casos, pero no tan pronto. La realidad, sin caer en alarmismos, es que Cádiz, Andalucía, España, parecen afrontar de nuevo unas semanas decisivas en la lucha contra el coronavirus. Ni siquiera ha sido preciso el inicio del curso escolar o la llegada del frío con la temida combinación de la gripe. Parece que se aproxima, en un verano doloroso y extraño, un repunte de contagios que vuelva a invertir la famosa curva para convertirla en una flecha ascendente y amenazante.
El ritmo de infectados por el coronavirus crece rápido pero, según las evidencias matemáticas, los casos graves son muchos menos que hasta mayo. Por ahora. La Junta de Andalucía reaccionó ayer con nuevas limitaciones para tratar de recuperar los frutos de las medidas restrictivas del Estado de Alarma. Los beneficios sanitarios, con terribles perjuicios económicos, de las prohibiciones y los confinamientos aún pueden endurecerse mucho más. Es la única solución para frenar este virus que, además de ser demoledor e incluso letal en un porcentaje de organismos, se propaga a una velocidad exacerbada. Tan rápido que cuando los expertos asesores del Gobierno y diferentes autoridades fueron a detenerlo en su primera embestida ya fue demasiado tarde y el destrozo fue dramático en todos los aspectos (sanitario, económico y psicológico). Ahora volvemos a sentir miedo al ver como el fantasma reaparece sin haber llegado a marcharse. Los datos de contagiados en la provincia aún son menores que en otras zonas de España, como antes. Es un mínimo rayo de esperanza. Pero estamos, todos, en la obligación de actuar ya para no volver a lamentar muertes.