El Apunte
El refugio eterno de la lectura
El Día del Libro sirve para descubrir que durante la pandemia hemos leído más y que el formato en el que se haga es lo de menos

Cuando la realidad aprieta de forma implacable, cada día por igual, resurgen con fuerza los refugios eternos. Precisamente en las páginas de tantos genios y maestros, de tantos creadores o simplemente narradores, se nos dice que lo que vivimos está lejos de ser nuevo. Siempre ... hubo amenazas. La vida consiste en sortearlas y soportarlas hasta que, finalmente, alguna vence sin remedio. En estos días en los que parece que todos hemos descubierto el miedo a la enfermedad y la muerte, en los que hemos recordado conceptos que siempre estuvieron junto a nosotros (fragilidad, nostalgia...) resulta que la lectura se convierte en bálsamo para resistir el paso de las horas hasta llegar a esa nueva normalidad que, como la antigua, estará llena de insatisfacciones y satisfacciones, de alegría y terror. En el apartado de lo placentero, aparece la lectura como un baluarte en el que se refugian las almas de toda edad y condición.
El Día del Libro celebrado ayer contó con actos que fueron, en Cádiz, de la Biblioteca Provincial a la Celestino Mutis, del Carranza a la Fundación de la Mujer. Todos, con el vínculo de celebrar el milagro de la lectura que, como dejara dicho Borges, es aún más infrecuente y valioso que la escritura. Con motivo de la fecha, celebrada en Cádiz con el respeto que merecen esta práctica y sus practicantes, la plataforma Amazon Kindle y la demoscópica Ipsos publicaron un informe cuyas conclusiones resultan reconfortantes. Concluye que el 90% de los encuestados ha leído como mínimo un libro durante el último año y, aún mejor, el 45% de los encuestados afirma haber leído más de lo habitual en 2020, en el año terrible y ‘horribilis’ que recordaremos durante todos los siguientes. Para mayor alegría, y contra algunos prejuicios asociados a las nuevas tecnologías, son los grupos de menor edad los que han incrementado más sus hábitos de lectura en este periodo. De media, los encuestados leyeron 13 libros el año pasado. Esa cifra crece en el apartado de los que eligieron el formato digital (17 libros de media) y baja entre los que leyeron en papel (8 de media). Es un motivo de esperanza que bajo esta tormenta, nos refugiemos cada vez más en las palabras porque a Marco Aurelio, Gabo, Gala, Delibes, Auster, McEwan, Quiñones, Alberti o Eslava Galán es un privilegio, una ventaja, leerles . En cristal o como antes. El valor está en sus palabras, en lograr que retumben en silencio en nuestras mentes.