Reescribir la historia con mentiras

La maniquea revisión ideológica de Adelante o el alcalde de Cádiz consiste en perseguir obsesivamente a «fachas» que sólo ellos ven

Si algún vínculo conserva Adelante Andalucía con el Gobierno municipal de Cádiz –dirigido por el 'disidente' y anticapitalista José María González ‘Kichi’– es la obsesión, con fondo propagandístico y sectario, por el revisionismo histórico, por el revanchismo retroactivo, por las medidas efectistas como cambios de ... nombres o retiradas de placas y monumentos que no suponen nada para los ciudadanos en su vida cotidiana pero hacen mucho ruido para que los partidarios se vean reconfortados y los oponentes se puedan considerar agraviados. Es decir, para provocar enfrentamientos estériles, extemporáneos, impertinentes, ajenos a la concordia que promulgaron dirigentes políticos de otras épocas, incluyendo a los de aquel Partido Comunista de la Transición.

Sólo con esta premisa cabe entender las palabras de un diputado autonómico de Adelante Andalucía en las que tachaba el homenaje a Pemán en el Oratorio de San Felipe Neri, con motivo del aniversario de su muerte, como un acto «fascista». Autoridades académicas en Historia, lejos de cualquier vicio partidista, de cualquier subjetividad ideológica, certifican que el uso de ese término sólo puede llegar como fruto de la ignorancia. Se ha manoseado tanto el adjetivo que acaba por ser una caricatura carente del menor valor. Todos son fachas. Todo es facha. Hasta los que se pusieron en peligro para propiciar una reconciliación histórica sin parangón en el resto del mundo.

Desde que aparecieran Podemos, Adelante y el resto de formaciones satélites, el maniqueísmo es un defecto político manifiesto y al alza. En Cádiz, esta obsesión pueril y profana tiene multitud de precedentes: Mercedes Formica, Ramón de Carranza... Pero ninguna tan flagrante como la persecución ideológica a uno de los mayores literatos que haya nacido en la provincia, José María Pemán. Se trata de gritar y mentir hasta hacer olvidar que fue uno de los más activos actores del reencuentro entre las dos españas en los últimos años de dictadura. La descalificación a su homenaje del pasado lunes es sólo la última gran «equivocación», en palabras de su hijo. Un paripé con el objetivo de hacer ruido y justificar la fijación del alcalde y sus seguidores por reescribir con mentiras la historia de Cádiz.

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