La recuperación que se nota en playas y hoteles
Las buenas cifras de ocupación turística en esta Semana Santa hacen prever un buen verano que deje atrás los rigores de la pandemia y traiga algo de normalidad
La Semana Santa ha dado lugar a decenas de análisis en función del aspecto donde se ponga el foco. Uno de ellos es el de cómo se ha comportado la ciudadanía, en el que se ha subrayado la alegría de reencontrarse con una parte insoslayable ... de su historia. Otra es el análisis de la propia carrera oficial, de las distintas carreras oficiales de la provincia de Cádiz. Y aquí, no nos vamos a explayar, ha habido luces y sombras, en especial en la capital, en donde se han unido circunstancias como la lluvia, el enfrentamiento entre las hermandades y el cabildo de la catedral o los problemas en la carga.
Pero uno de los análisis de los que estaba todo el mundo pendiente era el de la ocupación turística. Y aquí ha habido unanimidad: ha sido una Semana Santa como las de antes. Como de antes de la llegada de la pandemia, se entiende. Pese a la lluvia de los primeros días, los visitantes han vuelto a confiar en Cádiz, un destino que nunca falla, para el primer periodo vacacional casi sin restricciones. La llegada de los turistas ha sido, irónicamente, como agua de mayo para los hosteleros, que han padecido como pocos los rigores de esta crisis sanitaria y de la económica que ha llevado aparejada. Los llenos casi absolutos de los hoteles, restaurantes y bares les han dado un poco de solvencia y, sobre todo, esperanzas de cara a un verano que se prevé halagüeño.
La lectura que hay que sacar de todo esto es que este tipo de situaciones no llueven del cielo. Desde hace más de una década, el sector turístico gaditano insiste en la necesidad de consolidarse como un destino de calidad, amable con el turista. No sirve de nada engañar al visitante, tratar de sacarle los cuartos a toda costa pensando en que siempre va a querer volver. La estrategia seguida en la provincia de mimar al turista, de ofrecerle lo mejor y de tratarlo como si fuera uno de nosotros ha dado sus frutos. En el momento en que las restricciones se han eliminado y la tranquilidad ha vuelto poco a poco, quienes tenían Cádiz por su paraíso han regresado a buscarlo. La resurrección del Señor ha venido acompañada de otra resurrección. La de un sector turístico que también ha padecido el sufrimiento y las flagelaciones, pero que ha demostrado que hace falta aún mucho para darlo por muerto.