Reconstruir sin confundir ni discutir

El preámbulo de esta ingente tarea de recuperación está siendo decepcionante por las chulescas formas de todos

Pablo Iglesias

Reconstruir es volver a construir. Después de un terremoto, una inundación, una catástrofe o una pandemia como la que aún sufrimos. Esa tarea es urgente y exige la contribución de todos los que fueron elegidos para representarnos y también para cuidarnos, aunque algunos ... lo hayan olvidado. Se necesita una mayoría de políticos leales dispuesta a trabajar en un vigoroso Plan de Reconstrucción, que aplace tejes y manejes para desalojar al Gobierno que nos ha tocado en suerte. A esa tarea están llamados todos los grupos parlamentarios, la patronal, los sindicatos, las administraciones autonómicas, las municipales. Se trata de diseñar un proyecto potente que apruebe finalmente el Parlamento español.

Pero el preámbulo de esa ingente tarea está siendo decepcionante. Con las chulescas maneras exhibidas estos días por la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, o el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, se apuntan las irritantes dificultades con las que tropezará el diseño y los compromisos de ese Plan de Reconstrucción.

En pocas semanas, el Consejo Europeo puede dar luz verde a la propuesta del Parlamento Europeo de un grandísimo fondo de recuperación para aliviar las crisis provocadas por la Covid-19. Si volvemos la mirada a casa, la discreta actuación del vicepresidente Pablo Iglesias se ha roto en mil pedazos. Quiere tirar por la calle de en medio reclamando un tributo a las rentas más altas, y la vicepresidenta le frena para no entorpecer la frágil y compleja telaraña de negociaciones necesaria para que los acuerdos aquí, y sobre todo en Europa, lleguen a buen puerto.

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