La realidad es dura como el asfalto
El Ayuntamiento de Cádiz ha permitido también el deterioro extremo de calles y avenidas mientras se empeña en causas inalcanzables
A estas alturas del segundo mandato, la mayoría de los vecinos de la capital gaditana ya han llegado a una certeza: el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de su ciudad tiende a perder el tiempo y su escasa capacidad de gestión en cambiar nombres de ... estadios, calles y avenidas o en eliminar placas con nombres franquistas o presuntamente franquistas, como volvimos a comprobar ayer. El poco tiempo que queda libre lo emplea en pontificar sobre asuntos ajenos y lejanos como la postura española respecto al Sáhara. Mientras, responsabilidades como el suministro de energía eléctrica a los gaditanos se saldan con despilfarros millonarios que se pretenden ocultar con algunas dimisiones o marchas de asesores estelares previamente enchufados sin el menor rubor. Esa es la realidad, el retrato que se puede constatar con los datos. Es un hecho incontestable que las responsabilidades de los ayuntamientos son muy limitadas.
Las competencias municipales, por desgracia, se limitan en la administración española a la prestación de algunos pocos servicios –eso sí, esenciales– entre los que destacan el transporte y la limpieza, al margen de la programación cultural o lo relacionado con las fiestas. En resumen: autobuses, aparcamientos, recogida de basura y mantenimiento de los espacios públicos son, exclusivamente, competencia municipal. Repasen el estado actual, y reciente, el progresivo deterioro en estos aspectos de la capital gaditana. Ningún vecino y residente discrepa de que el estado de revista de la ciudad es, con diferencia, peor que el de hace cinco años. En ese abanico de competencias del Ayuntamiento, está también el estado del firme de calles y plazas. Hasta el cómplice PSOE ha tenido que rendirse a la evidencia y hoy apoyará en el Pleno la petición de un plan de asfaltado que propone el PP. En este caso concreto, además de hablar de estética y mantenimiento, hablamos de seguridad, la de los conductores, sobre todo. Siete años después del relevo municipal no se ha reasfaltado ni una sola calle o avenida. Las quejas de numerosos vecinos hablan de unos desperfectos, unos charcos, socavones y desgastes como no se recuerdan. Esta es la realidad, la gestión cotidiana, la que está abandonada en favor de las grandes causas extemporáneas o inalcanzables.