EL APUNTE

Una prórroga ineludible

La extensión de las limitaciones confirmada por el presidente de la Junta es una decisión tan difícil como necesaria en las actuales circunstancias

Era previsible porque la responsabilidad suele serlo. La sensatez es fácil de intuir y más difícil de aplicar. Todos sabemos lo que debemos hacer pero resulta mucho más complicado llevarlo a la práctica, sobre todo cuando hay contrapartidas negativas, inconvenientes tan duros que afrontar. El ... presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, asumió ayer ese papel y lo hizo con la entereza que se presupone a los responsables institucionales. El resultado es el previsto, que Andalucía seguirá con el confinamiento perimetral hasta después del puente de la Inmaculada, es decir, hasta mediados de diciembre. Tanto las palabras del presidente de la Junta como su segundo, Juan Marín, ya habían adelantado en varias declaraciones, durante las pasadas semanas, la posibilidad de ampliar las medidas de restricción de la movilidad en la comunidad. Una vez demostrados sus resultados, con la tendencia de contagios a la baja por primera vez en muchas semanas, sólo quedaba mantenerlas. Cualquier otra decisión habría sido una osadía con el inasumible coste de centenares de vidas humanas.

Más allá de la ampliación de horarios para juguetería y hostelería, el resto de los ciudadanos tendrá que respetar las mismas normas que durante los últimos días. La limitación de los encuentros entre personas, en cantidad y duración, es la única medida que se conoce para prevenir la enfermedad hasta que llegue la ansiada vacuna.

La prórroga de las medidas contra la libre y total movilidad de los ciudadanos se ha hecho ineludible. Así las cosas, y con los números de contagiados y víctimas, de hospitalizados y críticos, aún en preocupantes niveles no hay alternativa. El cierre perimetral hasta el 10 de diciembre parece la más oportuna de las decisiones. La situación aún se parecerá durante dos semanas más al confinamiento de marzo y abril pero con los colegios en marcha y los puestos de trabajo, por más que limitados, funcionando. Es inevitable. El objetivo es ineludible y único. La Navidad no está lejos y, aunque habrá que sacrificar una enorme parte de los rituales y las costumbres de esas fechas, se trata de llegar en la mejor situación posible para salvar de forma parcial al comercio y la hostelería. Van sufrir un daño terrible pero la protección de la salud comunitaria es un bien superior. Así que será necesario cumplir estas normas, y las que vengan.

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