Presupuestos y excusas
La alerta sanitaria será la coartada para que el Gobierno del caos deje de lado a la provincia, algo que sucede desde hace demasiados años
La situación de miedo a la enfermedad, y sus consecuencias económicas, sepulta cualquier otro asunto. Con motivo. Vivimos una situación histórica que no tiene precedentes en un siglo. De no ser así, en estos días estaríamos analizando los futuros Presupuestos Generales del Estado, siempre tan ... influyentes en la vida pública de cualquier territorio. Analizarlos es un clásico de los medios de comunicación. Quizás, como sucede en otros casos, no tanto de los lectores y oyentes. Con la premisa de que son las cuentas fundamentales de todos, construidas con el dinero de todos, los medios de comunicación analizan y desgranan los Presupuestos Generales del Estado para tratar de aclarar el futuro que espera a cada territorio con esa base documental. Esas cuentas oficiales son una gigantesca suma de cifras en las que todos buscan palabras, alguna clave que transmita una certeza o, al menos, una sensación.
El PP provincial recordó ayer que, también, son una esperanza y un compromiso. En este caso, frustrados por la incapacidad del Gobierno que dirige Pedro Sánchez con Pablo Iglesias. Un ejecutivo preso, además, de compromisos inconfesables con distintos grupos que pretenden despiezar el estado que, desde siempre, conocemos como España.
Esta vez, la alarma sanitaria servirá de excusa e impedirá, como cada año, con cualquier partido en el Ejecutivo de Sevilla o Madrid, que los ciudadanos vean como esas previsiones se convierten en promesas incumplidas. Un año tras otro, el supuesto destino del dinero público se mide al milímetro. El objetivo es adelantarse a lo que se hará. Si nada se hace, esos proyectos de cifras y nombres rimbombantes se convierten en el testimonio de un desengaño, en el certificado de un incumplimiento crónico. En el caso de las infraestructuras de transporte, de las carreteras, autopistas, desdobles y reformas, esa sensación, esa decepción y esa frustración parecen haberse vuelto norma en Cádiz. Ahora hay coartada perfecta para olvidar la recuperación de las obras en Tres Caminos o la ampliación de la Nacional 340, de Vejer hasta Algeciras, por ejemplo. Todo acumula, como mínimo, diez años de retraso. Todo ha caído en la parálisis permanente y la pandemia servirá ahora de excusa para que se acumulen, al menos, cinco más.