Presupuestos de nunca acabar
Las cuentas del Estado destinan a Cádiz unos pírricos 400 millones que dejan languidecer proyectos esenciales
Ni siquiera la única pandemia global que hemos conocido, todas las generaciones, ha servido para modificar algunos rituales. Parecen escritos en mármol, inaccesibles a virus y años, a transiciones y cambios de gobierno. Uno de ellos es el abandono que la provincia de Cádiz sufre ... en las esenciales cuentas del Estado, que durante 2022 debían ser las de la recuperación, las de los fondos europeos... Y sólo son más de lo mismo. Los Presupuestos Generales del Estado forman una gigantesca montaña de cifras en la que todos buscan palabras como esperanza y proyecto, alguna clave que transmita una certeza o, al menos, una sensación.
Sin embargo, cada año, con cualquier partido en el Ejecutivo de Madrid, los ciudadanos ven como esas previsiones se convierten en promesas incumplidas. Un año tras otro, el supuesto destino del dinero público se mide al milímetro. 400 millones para Cádiz. Suena a poco y es nada. Si nada se hace, esos proyectos de cifras y nombres rimbombantes se convierten en el testimonio de un desengaño, otro más, en el certificado de un incumplimiento crónico. En definitiva, unas pocas monedas para el tren de La Cabezuela, un encargo para los astilleros...
En el caso de las infraestructuras de transporte, de las carreteras, autopistas, desdobles y reformas, esa sensación, esa decepción y esa frustración parecen haberse vuelto norma en Cádiz. Sólo así puede entenderse que la recuperación de las obras en Tres Caminos avance a paso de tortuga. Un verano tras otro se condena a todos los usuarios de uno de los mejores tramos de costa de España (el que va de Chiclana a Tarifa) a sufrir atascos largos y molestos si quieren disfrutar esas playas y municipios maravillosos trasladándose desde cualquier punto situado al Norte de la Bahía de Cádiz, que son casi todos.
La ampliación de la Nacional 340, de Vejer hasta Algeciras, también queda a la espera de continuación. Llegó hasta Vejer y, quizás por la belleza del pueblo, se paró allí para siempre. Todo en esta tierra acumula, como mínimo, 20 años de retraso. Esa cifra sí que es alta. Todo ha caído en la parálisis permanente. La responsabilidad fue de varios gobiernos pero ahora es de éste. El caso es que ninguno sabe hacer camino. Menos aún, andar.