Populismo, transparencia y electricidad
La cantinela de las paredes de cristal en el Ayuntamiento siempre fue un cuento electoralista: ahora sería un gran momento para aplicarlo y ver los números del desastre en Eléctrica de Cádiz
Uno de los lemas que el populismo utilizó para llegar al Gobierno local de la capital gaditana en 2015 fue el de la transparencia. Junto con el despilfarro de la derecha, los niños hambrientos por las calles y las asambleas abiertas para resolver cada cuestión, ... la claridad era una de las propuestas troncales. Por supuesto, bastaron apenas unas semanas para comprobar que todos estos discursos tenían la misma firmeza que el humo. El alcalde de Cádiz y sus ideológos, enviados desde más allá de El Cuervo en todos los casos, no se cansaron de repetirlos durante esa campaña electoral y la posterior por más que aquellos argumentos maniqueos y pueriles quedaron desvelados como embustes o, en el mejor de los casos, exageraciones interesadas. Hablaba también José María González Santos, hasta la saciedad, de remunicipalizar empresas y hasta la fecha ni tan siquiera se ha planteado tal posibilidad en ninguna de ellas más allá del chocolate del loro en el mantenimiento de playas. Precisamente, la privatización ha pasado de ser promesa a convertirse en amenaza. El concejal de Hacienda, José Ramón Páez, aseguró en el último Pleno que la situación de la empresa municipal de electricidad, Eléctrica de Cádiz, es crítica. Tan desastrosa ha sido la gestión podemita –que ya encadena siete años, no siete días– que planteaba la posibilidad de su venta a capital privado. Eso sí, con un figurado golpe de pecho aseguraba que dimitiría antes de vivir en directo tal despecho a sus sacrosantos valores izquierdistas. Pero el hecho es que Eléctrica de Cádiz ha pasado de ganar 15 millones de euros en 2020 a perder la misma cantidad en 2021. Es difícil de explicar un hundimiento de esas dimensiones, un agujero de tal diámetro, sin incluir en el análisis una pésima gestión. La excusa de la subida de precios de la energía eléctrica no sirve porque sólo es notable a partir de septiembre de 2021 y no existía –ni mucho menos en sus proporciones actuales– en los dos primeros tercios del año del batacazo.
En esta situación, es preciso recordar uno de otro de los mantras más manidos del equipo de Gobierno, aquello «convertir los muros del Ayuntamiento en paredes de cristal» para que los ciudadanos lo vieran todo clarito. Han incumplido esta milonga propagandística durante siete años pero nunca es tarde. Pocas ocasiones como la de ahora. Encender la luz –un ratito que está cara–, abrir las ventanas y mostrar los números, las cuentas, del desastre en Eléctrica de Cádiz.