Pistas sobre lo que viene
Para entender la magnitud de la recesión que se avecina, dos datos: el uso de cajeros se ha hundido un 80% y el pago con tarjeta, un 50%
Para obtener una opinión sobre el tamaño de la crisis económica que se avecina (si no ha comenzado ya) nada es más recomendable que acercarse a los datos de forma rigurosa, sin prejuicios ni condiciones previas. Simplemente, dejar que los números hablen. Los que crean ... que el confinamiento ha frenado solo la economía presencial pero mantiene la virtual, por la red, podría equivocarse. No solo es que no haya largas colas en los cajeros automáticos para retirar dinero por la lógica recomendación de no salir. Es que el colapso de las líneas por usar la tarjeta de crédito (o débito) en Internet desde el sofá tampoco se ha producido. Directamente, el dinero no se mueve. Ni en metálico ni en plástico. No circula.
Los españoles han dejado de gastar a una velocidad desconocida hasta ahora. Y lo han hecho en una de las economías más acostumbradas al consumo. Obligados por las circunstancias de confinamiento en casa, cierre masivo de negocios, cese de actividad empresarial y teletrabajo, los billetes no pasan de mano en mano. Y ni siquiera las compras con tarjetas a través de las páginas web compensan el desplome de los pagos que se realizaban con este plástico en las tiendas y comercios.
Este abandono prematuro del consumo tiene su epicentro en los dispensadores de las sucursales bancarias. El uso de los cajeros había descendido en el entorno de un 68% hasta principios de abril , es decir, en las dos primeras semanas de cerrojazo a la economía, según las estimaciones del banco móvil N26 realizadas para toda Europa. En Italia ese retroceso era del 54%, un porcentaje similar al registrado en Alemania o Francia. Pero si se tienen en cuenta los datos de los primeros días de abril, el desplome ha llegado hasta el 80%, explican desde Banco Sabadell y Bankia. Ni las monedas de euro ni los billetes de 50 euros –el efectivo más utilizado por los ciudadanos– se mueven ahora de los monederos y siguen relegados a los cajones. Muchas familias tienen el mismo efectivo con el que contaban la semana anterior. No ha hecho falta ir al banco a por dinero.
Cuando la nueva realidad socioeconómica se imponga, tampoco los usos serán los mismos. Parte de los ciudadanos que no tenían tarjeta se han visto obligados estas semanas a aprender a utilizarla. Y eso supondrá la incorporación de nuevos consumidores. Aunque para esa nueva realidad queda tiempo. Lo que resulta claro es que la contracción del consumo es la mayor que se ha conocido desde que existen las actuales reglas de juego.