Cádiz pierde otros seis meses

Resulta difícil explicar lo inexplicable. El número uno de la lista gaditana de Podemos, José María González, se reunió por unas horas con su homólogo en la candidatura socialista, Fran González. Fue en junio. González y González dijeron salir con un acuerdo de investidura que permitiría la toma de posesión del primero como alcalde. Se supone que habían cerrado un pacto para tener una mínima base de cordialidad que permitiera a unos gobernar con la colaboración –al menos, sin el rechazo– de los otros. Sin embargo, seis meses después, ambos partidos, ambos líderes, están en el mismo sitio. Ambas partes dicen buscar un acuerdo y desconfiar de la otra. Ambas partes se declaran decepcionadas. Como si el tiempo se hubiera congelado pero no. Han pasado seis meses. Es medio año perdido para una ciudad con muchas urgencias. En todo ese tiempo, González y González no han encontrado la forma de entenderse. El alcalde dice que sólo pide a los socialistas un «acuerdo de no agresión». Los del PSOE afirman que el regidor les ha decepcionado, que no se fían. Entre unos y otros, la ciudad sin barrer, la gestión paralizada. Cabe una pregunta simple: si el PSOE no se fía del alcalde ¿por qué permitió que lo fuera? ¿por qué permite que lo sea? ¿qué le impide rectificar, corregir y desmontar el apoyo que le permitió gobernar la ciudad? ¿cómo es posible que mantenga en el poder local a un regidor del que dice que «no se cree nada» porque «no ha cumplido nada»? Si merece el apoyo del PSOE, que lo respalde con un pacto. Si no lo merece, que le arrebate la Alcaldía que le regaló. Mantenerlo para darle golpes es una irresponsabilidad. Es poner al partido por encima de la ciudad.