EL APUNTE

Perder el tiempo en San Juan de Dios

La falta de cumplimiento de los acuerdos plenarios desespera a la oposición, que empieza a cuestionarse la utilidad de esta figura

A todos nos ha pasado en alguna ocasión. Asistir a una reunión, en el trabajo, con los vecinos, en la asociación de padres y, tras horas de discusión, alcanzar unos acuerdos que, finalmente no se cumplen. La sensación de frustración por la tomadura de pelo ... y por el tiempo perdido desaniman a asistir a la siguiente pero estamos obligados a volver. Una situación similar es la que padecen los miembros de la oposición del Ayuntamiento de Cádiz, que contemplan cómo mes a mes las propuestas que salen adelante en Salón de Plenos de las Casas Consistoriales son ejecutadas al criterio siempre discrecional del equipo de Gobierno. O dicho de una manera más pedestre, que Kichi hace lo que le da la gana.

La oposición está de acuerdo en cuestionar, algunos de una manera más gruesa que otros, la calidad democrática del actual Ayuntamiento de Cádiz. Que el 80% de los acuerdos plenarios duerman en sueño de los justos nos pone sobre la pista sobre el extraño respeto que siente el equipo de Adelante Cádiz por las instituciones públicas. La arbitrariedad de los acuerdos plenarios llega a tal nivel que, como denuncian las propias concejales de Ciudadanos, han llegado a dejar aparcadas medidas que contaban con el propio apoyo del partido que los apuntala en el Gobierno. Algunos de los olvidos voluntarios son tan sorprendentes como el hecho de que se hayan negado a rotular una calle de Guillén Moreno con el nombre de Alfredo Díaz, pese al gran apoyo popular que tenía dicha medida.

Kichi y su equipo siguen comportándose como si gozaran de la mayoría absoluta en el Ayuntamiento y ya no se conforman con hacerlo con una pérdida absoluta de las formas en cada Pleno, en el que la oposición debe sufrir los chascarrillos del alcalde. También en la manera de gobernar una ciudad que, quizá han olvidado, le pertenece a los gaditanos, representados por las distintas sensibilidades que se sientan, a veces durante más de diez horas, en los sillones del Salón de Plenos del Ayuntamiento. Es por esto que resulta inadmisible que sólo un 20% de las propuestas que se aprueban se lleven finalmente a término. Resulta una anomalía democrática que lo que se plasma en el órgano de gobierno de la ciudad quede al albur de la cada vez más ideologizada brújula del equipo de Kichi.

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