Pemán y el rencor como escondites
La petición de quitar al excelso autor gaditano el título de Hijo Predilecto oculta un obsesivo recurso usado mil veces para tapar una gestión desastrosa
La repetición es tan evidente, el recurso es tan reiterativo, que sólo cabe asombrarse por la insistencia que roza el descaro. El Gobierno local de Cádiz dejó claro desde su primer día de aparición, allá por el final de la primavera de 2015, que estaba ... dispuesto a inventar una cortina de humo al mes para distraer con gestos ideológicos vacíos su total incapacidad para la gestión. En todo este tiempo, no se ha avanzado –bien al contrario– en limpieza pública, en transporte urbano, en el servicio de una Policía Local enfrentada de forma crónica con la administración municipal, el apoyo al comercio y al turismo es cada vez más débil. Especialmente visible resulta en Navidad. Ninguna de sus responsabilidades son atendidas, ningún conflicto ni reto relacionado con la gestión se resuelve.
Para disimular la incapacidad, para esconder la ineptitud, se levantan castillos de papel llenos de rencor, revisionismo, odio y sectarismo. Con esos gestos vacíos, con esas medidas que no suponen nada para los ciudadanos en su vida cotidiana, se persigue hacer mucho ruido para que los partidarios se vean reconfortados y los oponentes se distraigan con agravios e insultos. Mientras, los vecinos ven como todos los servicios municipales que precisan se deterioran, día tras día, sin pausa.
Basta citar los nombres de calles y vías cambiadas (29 en la última tacada), o aquel lejano e injusto debate con la retirada del busto de Mercedes Formica. Hasta llegar al Ramón de Carranza, con avenidas, ausencias en actos diplomáticos o declaraciones altisonantes, con o sin megáfono. Entre todas estas excusas, entre los escondites, el preferido ha sido la persecución ideológica mantenida contra uno de los mayores literatos que haya nacido en la provincia, José María Pemán. Además, uno de los más activos actores de la reconciliación en los últimos años de dictadura. Nada de eso ha servido para frenar, desde hace casi un lustro hasta ayer, una retahíla de prejuicios, mitología revolucionaria o rencores antiguos. Sin temor a caer en el ridículo, que hay mucha ineptitud que tapar. Así, cada mes de cada año hasta ayer, cuando la cruzada llevó al alcalde a proponer que se le quite a Pemán el título de Hijo Predilecto de la ciudad de Cádiz. Como afirma la oposición, ya entra en el terreno de lo obsesivo.
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