La pandemia recupera el estado-nación
La respuesta de China, EE UU o Europa deja clara una triste reacción mundial
![La Voz de Cádiz: La pandemia recupera el estado-nación](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2020/04/14/v/coronavirus-europa-mapa1-kGGF--1248x698@abc.jpg)
El premio nobel de Economía Joseph Stiglitz , progresista, escribía el 6 de abril que «al extenderse de un país a otro, e l nuevo coronavirus no prestó atención a las fronteras nacionales ni a los muros fronterizos ‘grandes y hermosos’–en clara ... alusión a Donald Trump–. Tampoco se contuvieron los efectos económicos. Como ha sido obvio desde el principio, la pandemia de Covid-19 es un problema global que exige una solución global».
El artículo de Stiglitz hacía sobre todo referencia a los problemas que la crisis provocada por este coronavirus provocará en los países emergentes, a pesar de que en la cumbre virtual del G-20 celebrada el 26 de marzo los líderes mundiales emitieron un retórico comunicado comprometiéndose a «hacer lo que sea necesario y utilizar todas las herramientas políticas disponibles para minimizar el daño económico y social». Pese a tan buenas intenciones, lo cierto es que los efectos de la Covid-19 han ido más bien en dirección contraria.
En efecto, una vez descubierto en China el foco del contagio, lo primero que se ha hecho ha sido desmantelar la globalización, con la vana pretensión de aislar al patógeno. En poco tiempo, se han cerrado prácticamente todas las fronteras , e incluso la Unión Europea, que había logrado destruirlas firme y definitivamente, las ha reconstruido con precipitación, archivando Schengen con febril avidez.
Pero la clausura de Schengen no ha sido más que la cara visible de la predisposición de los 27: los países ricos, la aristocracia centroeuropea, no está en absoluto dispuesta a solidarizarse más allá de lo testimonial con un sur indolente cuya falta de higiene ha facilitado la contaminación. Y, por supuesto, aunque están dispuestos a financiar a regañadientes las consecuencias de la catástrofe y el coste de la recuperación, en modo alguno se avendrán a mutualizar la deuda, una medida que equivaldría a poner en común con los desharrapados del Mediterráneo una fracción de su soberanía.
En la práctica, lo único con que podemos contar como europeos –y no es desdeñable, desde luego– es el aval que respaldará los créditos que necesitaremos, y que obtendremos a un interés relativamente bajo. Pero en el fondo las soluciones serán «nacionales» . Los estados-nación europeos, de hecho, ya están trabajando cada uno por su cuenta en la erradicación del patógeno.