EL APUNTE
La pandemia que nos cambió todo y a todos
A un año de la llegada del virus a la provincia y a pesar de que se eche de menos la normalidad es necesario seguir extremando la prevención. Esa es la mejor de las vacunas
Nadie se lo esperaba. Porque nadie esperaba que a estas alturas de siglos vividos un virus fuera capaz de alcanzar todo el mundo siendo tan corrosivo y virulento. Siempre había habido soluciones para casi todo. Un medicamento, un acuerdo... Sin embargo, no solo llegó sino ... que también después de un año sigue dejando en su camino a millones de personas fallecidas, otras enfermas, otras con graves secuelas y unas fatales consecuencias económicas a todos los níveles. Lo que comenzó siendo algo muy lejano, de China, ha trastocado nuestras vidas transformándolas como nunca antes había ocurrido. Porque de la salud se pasó a las costumbres y viceversa. A no toques, a no vayas, a no te reúnas. Al asombro de las colas en los supermercados, a no poder salir de tu ciudad o a la gente con mascarilla por la calle y a asumirlo como algo que parece que se quedará todavía un buen tiempo más. ¿Cuántas veces le ha parecido todo esto una película? Pero, no. Es real.
Y así lo certifican las cifras cada día. Ese balance del estado de la situación que arrojan datos y más datos que también hemos aprendido a analizar como si todos fuéramos virólogos hablando de las olas. tasas y la trazabilidad como si lo hubiéramos hecho toda la vida.
Y es que antes no existía. Podías besarte, abrazarte, ir a un concierto con miles de personas, al fútbol, salir con amigos por la noche. Y de repente, se acabó. Primero hubo un encierro y después decenas de restricciones. Medidas obligadas y necesarias que han puesto a sectores como el turismo y la hostelería y miles de empresas al borde del abismo. Porque se frenó. Se tuvo que frenar.
Y así ha sido este año. Sorpresivo y sorprendente. Pero por encima del echar de menos, de volver a la normalidad, está la responsabilidad social como ciudadano de seguir salvando vidas. No se trata de un juego. Ya sobra seguir dando cifras. Ya ha quedado más que demostrado que el coronavirus mata y, si no se controla, mata a más gente. O la deja dañada para siempre.
Y eso es lo que no hay que perder de vista. Por mucho que cueste. Esa es la mejor de las vacunas.Ser conscientes de a qué nos enfrentamos y poder actuar en consecuencia.