El pan y las corbetas de Kichi
Los saudíes ya están en la Bahía para aprender el manejo de los buques, pese a que esta situación incomode al alcalde gaditano
El pan puede llegar a atragantar los ideales, pero, al fin y al cabo, alimenta. En el ideario de Podemos todo cambió hace algo más de año, en septiembre de 2018. La formación morada no contaban con que el alcalde de Cádiz, José María González ‘ ... Kichi ’, tuviera que «decidir entre el pan o la paz». El regidor gaditano se vio obligado a enfrentarse al ahora vicepresidente, Pablo Iglesias para defender su postura. Se sacó de la chistera el chalet de Galapagar que compraron los líderes de Podemos y lo comparó con su piso de La Viña, el de toda la vida, para contraatacar a su ‘jefe’. Kichi salió reforzado en la pugna dialéctica con Iglesias, pero en el fondo sabía que entraba en una contradicción con sus principios. «Que nadie nos obligue a decidir entre defender el pan o la paz» porque, lógicamente, González tenía que elegir defender el pan. No se hubiera entendido en la Bahía de Cádiz que decidiera perder un contrato histórico con Arabia Saudí, que incluye la construcción, por parte de Navantia, de cinco corbetas en los astilleros gaditanos.
La primera delegación de oficiales saudíes ya está aquí. Los militares han llegado para comenzar a aprender el manejo de las corbetas, modelo Avante 2200, un potente buque que es capaz de desplazar 2.500 toneladas a plena carga y que alcanza una velocidad máxima de 28 nudos.
La obra que arrancó oficialmente en enero de 2019 con el tradicional corte de chapa de la primera corbeta, que está prevista su entrega en octubre de 2021. Desde ahora hasta esa fecha en la Bahía de Cádiz será frecuente la presencia de la delegación militar saudí, que actualmente se encuentra repartida entre la Unidad de Sistemas y el Control de Calidad de la factoría, una visita necesaria pese a que incomode a Kichi.
El contrato con Arabia Saudí es clave dentro del plan estratégico de la compañía Navantia para garantizar su futuro. El suyo y el de la industria gaditana.
La entrega del último barco está prevista para 2022, pero el contrato incluye el apoyo al ciclo de vida de las corbetas durante cinco años, desde la entrega del primer buque, con opción a otros cinco años adicionales. De los 6.000 empleos anuales que creará durante los próximos años, 1.100 son empleados directos, más 1.800 correspondientes a la industria auxiliar de Navantia y más de 3.000 empleos indirectos generados por otros suministradores.