Otra etapa difícil y necesaria
El confinamiento parcial que hoy arranca tiene un alto precio pero es la única opción frente al objetivo común
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, regresó a las pantallas de todos los andaluces el pasado domingo para explicar lo que todos sabemos: que la situación sanitaria provocada por la pandemia de Covid-19 ha empeorado hasta el punto de ... abocar a la sociedad a una variante de confinamiento que, sin ser exacta, se parece mucho a la vivida en marzo y abril de este infausto 2020. La limitación de la movilidad de los ciudadanos es la única herramienta que, a falta de vacuna y de forma paralela a los dispositivos de salud, tienen las administraciones públicas. El máximo responsable de la regional se mostró apesadumbrado por la necesidad de dar unos pasos inevitables pero que, como admitió, tienen grandes efectos perniciosos en la economía de todos. Desde los pequeños comercios hasta las grandes empresas, del consumo al empleo, padecerán cualquier recorte de actividad y horarios como el que toca sufrir desde hoy.
Es un precio alto a pagar pero hablamos de aminorar una mortal enfermedad que sólo sabemos frenar si recortamos la cantidad y duración de los encuentros entre unos seres humanos y otros. Cádiz, por poner el ejemplo que nos ocupa, ha llegado a las mayores cotas de contagios que se han conocido desde la primavera pasada. El presidente Moreno ya advirtió que tomaría medidas más duras si era necesario. Por desgracia, es necesario. Y puede que lo sea en las próximas semanas. Ojalá que las cifras permitan un alivio que por ahora, seamos sinceros con nosotros mismos, parece lejano. Al menos, improbable. La actividad comercial no esencial se acaba a las 18 horas y no son pocos los establecimientos que de forma unilateral han restringido sus horarios a las 14 ó 15 horas, por no hablar de los que deciden cerrar completamente hasta que amaine el temporal, con los cines o algunos locales de hostelería como muestra más visible. La situación se va a parecer mucho, desde hoy, a lo vivido en marzo y abril con una diferencia crucial: los colegios e institutos seguirán activos. Sólo cabe confiar en la responsabilidad individual de todos para resistir esta nueva etapa dura. El objetivo de todos es reducir los contagios para que los hospitales no colapsen, para auxiliar a los enfermos y a unos profesionales agotados física y mentalmente. Por duro que sea, no tenemos alternativa.
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