Año de oportunidades... y excusas
Alcaldes y regidoras siguen demostrando con su gestión o la ausencia de ésta que son claves en el desarrollo de una ciudad
Hace un año desde aquel histórico día en los ayuntamientos de cada localidad gaditana. La simbólica recogida del bastón de mando , la investidura de alcaldes y regidoras (la mayoría repetidores), ese momento donde la responsabilidad queda superada por la enorme ilusión: pocas cosas ... más bonitas que dirigir los destinos de tu tierra.
Un curso que quedará marcado por la pandemia. Una severa crisis, primero sanitaria e inmediatamente después económica y social, que sirve como tabla para todos. Unos se lanzan cual si fuera un trampolín en busca de oportunidades, otros se aferran para sobrevivir en un mar de excusas.
Porque el discurrir diario de la ciudad sigue demostrando que un alcalde es capaz de cambiar el rumbo de sus vecinos, sin importar siquiera sus principios ideológicos o el partido al que pertenezca, unas ataduras que se desligan a medida que la localidad desciende en número de habitantes. La provincia de Cádiz representa perfectamente esas diferencias en función de la gestión. La capital sigue parada, sumiéndose en su encantadora y seductora decadencia, sin visos de evolución. En la orilla opuesta, El Puerto empieza a dar signos de vitalidad tras más de una década inánime.
Diferentes velocidad en la propia Bahía, con Chiclana apurando sus oportunidades, San Fernando al acecho y Puerto Real descolgada. Vejer ya alcanzó la cima y es referencia de otros pueblos gaditanos que replican la fórmula del éxito. Buenas intenciones en una tierra que sigue deprimida por la falta de empleo, la precariedad y la ausencia de un plan económico más allá del turístico.
Y sí, por supuesto está el coronavirus. Que siempre servirá como defensa.
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