Las opacas paredes del Ayuntamiento
Desde 2018 no se convoca un Pleno sobre el Estado de la Ciudad, una muestra más del poco interés del equipo de Gobierno por dar luz a su gestión
Hay circunstancias que no pueden dejarse pasar en política. Una de ellas es la de la falta de rendición de cuentas sobre la gestión y la opacidad en las medidas que se llevan a cabo. Es algo que se sabe en cualquier organización, desde las ... más altas instituciones internacionales hasta la entidad local más pequeña. Con una excepción: el Ayuntamiento de Cádiz. En el Consistorio gaditano no se ha convocado un pleno sobre el Estado de la Ciudad desde 2018, lo que dificulta no sólo que la oposición pueda fiscalizar su labor –algo imprescindible en democracia– sino que los propios ciudadanos puedan conocer qué medidas se están llevando a cabo desde sus instituciones locales, en qué se mejora y cuáles son los retos.
No deja de ser sorprendente –si es que aún cabe algo asombro con este Ayuntamiento– que sea precisamente el equipo de Gobierno que se jactaba de que las paredes consistoriales iban a ser de cristal el que olvide su obligación de convocar un pleno de esta naturaleza. La cacareada transparencia de la que presumían ha caducado muy pronto y ni siquiera el hecho de que haya cambiado buena parte del organigrama político tras las elecciones de 2019 los ha animado a recuperar este proceso. El que la ciudad se haya tenido que enfrentar, como el resto de la humanidad, a una crisis sanitaria, económica y social como la del coronavirus no ha sido motivo suficiente para que González Santos escuche a la oposición y lo convoque para dar cuenta del estado de la ciudad. Por otra parte, también llama la atención que los últimos en sumarse a la exigencia a que se realice dicho pleno hayan sido, precisamente, los representantes del Partido Socialista. Los mismos que, por acción o por omisión, permiten que la coalición de Gobierno haga y deshaga en la ciudad como si tuvieran mayoría absoluta. No vendría mal recordarles que ellos tienen instrumentos de presión para obligar a Adelante Cádiz a que empiece a actuar con honestidad y rinda cuentas de su gestión, como harían en cualquier club deportivo o en cualquier asociación vecinal. Si no hay nada que ocultar, si todo se está realizando con transparencia, sólo cabe pensar que es la desidia crónica de este equipo lo que retrasa, desde 2018, esta cita con la democracia.
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