Una ocasión para volar sobre el mar
Cádiz puede y debe renovar una relación ciudadana y cultural que recupera el vínculo con lo mejor de su historia
Cádiz y el mar. Cádiz mirando de nuevo al mar. Como en los buenos tiempos. Lo llamativo es que no se haga de forma frecuente, periódica, anual, incluso permanente. Aunque sea a mucha menor escala, con unos pocos barcos, más lentos, menos espectaculares. O los ... mismos bólidos que nos dejan boquiabiertos. Sorprende que no se repita cada poco, que una ciudad como Cádiz no saque partido a su leyenda y a su historia naval y marítima, en su versión deportiva o en la histórica. Pero mientras sucede hay que festejar el reencuentro con las velas, los mástiles y los cascos, con los tripulantes y los curiosos. Ahora en versión catamaranes velocísimos. Arranca por primera vez la Sail GP que, en cierto modo, viene a dar relevo a las grandes regatas (de distinto formato y estilo) que acogiera la ciudad en 1992, 2000, 2006 y 2012. Es una reconciliación con una historia náutica que nunca debiera romperse, interrumpirse. Es la nueva excusa para convertir Cádiz en un puerto constante (más allá del Elcano) de navíos que actualizan su idilio con el mar, con ultramar, con la navegación en sus diferentes formas.
Cádiz tiene mucho que ofrecer al visitante como ciudad una vez recuperada la normalidad postpandemia. Tiene tradiciones impactantes, seguidas más allá de su término municipal hace décadas. Tiene monumentos e historia, aunque en ese apartado cuente con rivales potentes en la provincia y Andalucía. Pero en cuanto a su relación con el mar guarda una capacidad, un encanto, que pocas ciudades pueden lucir. Ninguna otra capital española tiene tal vínculo con el Atlántico y el Mediterráneo, con África y América, con Norte y Sur. Por esa razón, llena de inconvenientes geográficos pero con ventajas, la ciudad está obligada a tener una mejor relación con todo lo que proceda del mar. Esa evidencia convierte en un acierto que Cádiz sea sede de la Sail GP para traducirla en fiesta ciudadana y turística, en atractivo y celebración, que trascienda de lo puramente deportivo para convertirse en una ocasión para visitar la capital gaditana. Las tiendas y la hostelería deben convertir esta semana en el gran momento del otoño de la esperanza, ahora que otras citas locales están en evidente declive por los profundos cambios sociales y las torpezas de su equipo de Gobierno.