El Apunte

Un nuevo ataque a la clase media

El anuncio del Gobierno de querer cobrar por el uso de las autovías sume en el desconcierto a una provincia tan necesitada del transporte como Cádiz

El presidente norteamericano Ronald Reagan resumía en un chiste lo que suponía el socialismo en la economía de un país: «¿Se mueve? Ponle un impuesto. ¿Se sigue moviendo? Ponle otro impuesto. ¿Ya no se mueve? Dale una subvención?». Ese atávico terror por el emprendimiento y ... la dinamización económica de la izquierda es uno de los pilares del Gobierno central, conformado por la coalición de socialistas y comunistas y fiscalizado por nacionalismos de diverso pelaje. Tan cerval es su miedo a la prosperidad económica que ya han anunciado un sistema de cobro por el uso de las autovías, que supondrá un durísimo golpe para la economía al encarecer, de manera directa e indirecta, toda actividad económica. A la subida del precio de los carburantes y al incremento indecente del precio de la electricidad se sumará, cuando Sánchez disponga, una suerte de impuesto revolucionario por el uso de unas autovías que el contribuyente ya ha sufragado con sus impuestos.

En el caso de una provincia como Cádiz, este escenario suena a broma de mal gusto. Como en el célebre episodio de ‘Los límites de la realidad’ en el que el protagonista justo después de quedarse solo en el mundo y poder solazarse con la lectura de sus cientos de libros rompe sus gafas, la provincia recuperará los peajes tras llevar 40 años con la dictadura del pago por ir hasta Sevilla. Los empresarios que tanto habían reivindicado la eliminación de esas tasas extraordinarias por poder conectarse con la capital andaluza ven ahora cómo todos sus esfuerzos quedan en nada. El que el Gobierno haga tantos malabares para evitar el término ‘peaje’ es una ofensa para la inteligencia del común de los conciudadanos.

La medida, lejos de ser justa, no afectará a todos por igual. Perjudicará especialmente a las clases medias que han visto su poder adquisitivo más mermado por la crisis, a los trabajadores que tienen que desplazarse a otra localidad a trabajar, a los autónomos que trabajan de transportistas y que ya están acogotados por las altas tasas que deben satisfacer, a un turismo que empieza a recuperarse. La medida recaudatoria, en una zona que depende tanto del transporte por su carácter periférico como Cádiz, será un nuevo impedimento para el despegue económico de una provincia a la que gravan y gravan mientras se mueve. Y a la que dejan, solo, las miserias de las subvenciones.

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