Nueva vida para el astillero de Puerto Real

La entrega este lunes de la tercera plataforma marina consolida la diversificación de negocio en esta factoría

Los astilleros no solo construyen barcos. El mejor ejemplo de la nueva filosofía que trata de implantar Navantia en sus factorías, según recoge su plan industrial ‘ Astillero 4.0’ , lo encontramos en la factoría de Puerto Real . Este astillero ... gaditano, uno de los más grandes de Europa, ha sabido diversificar su oferta y conquistar con ello nuevos segmentos de mercado. La ausencia de obra naval llevó a la dirección de Navantia hace algo más de un lustro a buscar alternativas para ocupar los diques de sus factorías. Así, el auge de las energías renovables, especialmente en el norte de Europa, se convirtió en una puerta de futuro para garantizar carga de trabajo. No ha sido fácil.

El actual comité de empresa de la factoría puertorrealeña mostró en un primer momento cierta reticencia a perder la idiosincrasia de un astillero, pero fueron los representantes sindicales de las factorías gallegas quienes advirtieron que la carga de trabajo no entiende de tradiciones ni de romanticismos y es, por ello, por lo que hay que agradecer cualquier tipo de contrato. De esta forma, fue la compañía Iberdrola la que confió primeramente en Navantia como proveedor industrial de los parques eólico-marinos que ha promovido en Alemania y Reino Unido y ahora en la bretaña francesa. De hecho, la planta puertorrealeña hizo la plataforma para la subestación del parque Wikinger y también la estructura para albergar una subestación para el complejo eólico-marino East Anglia One, en la costa inglesa. Después ha venido la tercera plataforma para el complejo petrolífero noruego Johan Sverdrup, en el Mar del Norte, que ha sido entregada este lunes a Equinor y Aibel. Navantia ha conquistado un espacio hasta ahora reservado a compañías privadas. La empresa pública ha diversificado sus funciones ante la falta de obra naval tanto civil como militar. De hecho, el astillero de Puerto Real culminó a primeros de 2019 la obra del cuarto y último petrolero para el grupo vasco Ibaizábal y se enfrentaba a un negro horizonte de sequía de carga de trabajo. Sin embargo, ha sido el negocio offshore el que ha traído la esperanza a los astilleros. La factoría de Puerto Real puja ahora por hacerse con una de las obras de infraestructura que necesitan dos nuevos complejos eólico-marinos en Francia. Este tipo de actuaciones sirven de puente hasta que Navantia logre uno de los contratos navales por los que puja en el extranjero o también por la construcción del séptimo BAM para la Armada española, cuya autorización se dio en julio y se espera ahora la adjudicación definitiva de su obra.

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