Nueva clase sobre ideología

Un año más, el Ayuntamiento de Cádiz realiza una injusta campaña de promoción de la escuela pública que contradice el libre derecho a elegir de los padres

Un curso más, el Ayuntamiento de Cádiz, con la coalición populista de izquierdas al frente de Adelante Cádiz, da su habitual clase de ideología. Una clase en la que hay que reconocer que son maestros en el uso de la demagogia y las palabras huecas. ... Una clase en la que se sienten cómodos sabiendo que ese magisterio se traducirá en futuros votos de los que, aún, no hayan descubierto que esa manera de hacer política está llena de trampas.

Y es que, de cara al inicio de los trámites para el próximo curso escolar, el Ayuntamiento gaditano ha puesto en marcha la iniciativa ‘Yo elijo la pública’, en la que promociona de una manera tendenciosa la opción pública de la educación. No es misión de este periódico el decir cuál de los dos modelos educativos, público o privado/concertado es mejor. Cada ciudadano es libre de elegir qué tipo de formación quiere para sus hijos en función de sus valores, consideraciones o, incluso, comodidad. Pero no es de recibo que desde una institución pública se trate de favorecer una opción sobre la otra, en especial cuando no es de su competencia el tipo de enseñanza que se imparte en las aulas. Y, visto lo visto, todos deberíamos congratularnos de ello.

El Ayuntamiento tiene una caliginosa fijación con la educación concertada y no deja pasar ninguna oportunidad de ponerla en entredicho. Incluso cuando ha organizado actividades, ha dejado fuera voluntariamente a los alumnos de la educación concertada. En su estrechez de miras, la falta de criterio de los padres al no escoger el tipo de educación que desde San Juan de Dios se dicta deben pagarla los hijos. No nos costaría imaginar qué sucedería si la situación se diera al revés.

Al Ayuntamiento de Cádiz no le faltan frentes en los que actuar. Tiene decenas de conflictos abiertos por su falta de pericia y de implicación. Ahora, una vez más, suma a éstos el de su particular cruzada ideológica contra el derecho de elegir libremente la educación que se quiere para los hijos (algo que está recogido en su siempre criticada Constitución de 1978). No estaría de más recordarle que antes de ponerse a solucionar problemas que no existen, sería conveniente que sí arreglara los que no para de crear.

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