El nombre exacto de la tozudez

El cambio de denominación del Estadio se ha realizado sin ningún tipo de diálogo, imponiendo la ideología al consenso

Todas las acciones que se realizan en la esfera pública son política pero sólo unas pocas son, o deben ser, ideología. No es el caso del Ayuntamiento de Cádiz. Desde el momento en que llegaron a la Alcaldía, primero con el nombre de ‘Por Cádiz ... sí se puede’ y después con ‘Adelante Cádiz’, los equipos que han estado liderados por Kichi han tenido como brújula la ideología. Única y exclusivamente. Por encima de la búsqueda de soluciones para la ciudad, por encima de los consensos, por encima de proyectos ilusionantes, todo se ha reducido a un revanchismo político al que han subordinado todo lo demás.

El cambio de nombre del Estadio ha sido la prueba más evidente. Creando un problema donde nunca lo hubo, se ha buscado generar controversia mediante unas votaciones que, con la pátina del modelo asambleario del que tanto presume este sector de la izquierda, ha desembocado en aprobar un cambio de denominación con apenas 200 apoyos (es decir, ni un 0,2% de los habitantes de la ciudad). Continuamente se ha ido cambiando de criterio para que, en definitiva, se terminara haciendo lo que el sector más radical de la coalición de Gobierno se había propuesto. La opinión mayoritaria de la afición, que abogaba por un ‘Carranza’ que había trascendido al antiguo alcalde, fue arrinconada. Las propuestas de nombres ilustres del cadismo tampoco sirvieron. El sentir popular, han dejado claro desde San Juan de Dios, no importaba nada. Un 0,2% ha votado cómo llamar al templo de tantos y tantos cadistas.

Esa obsesión ideológica, que supone la máscara perfecta para tapar la alarmante incapacidad de gestión, ha tenido también como víctima la figura de Pemán. Hasta una institución como el Ateneo, siempre alejada de las polémicas políticas, ha realizado un pequeño homenaje en la casa natal del ilustre escritor para dejar fuera de toda sospecha la figura del que ha sido uno de los máximos representantes de las letras gaditanas. De nuevo, de nada ha importado que la intelectualidad de la ciudad considerara a Pemán como uno de los prohombres gaditanos: no ha pasado por su arbitrario tamiz de quién es bueno y quién malvado. Kichi y su equipo seguirán reinventando la historia para una ciudad que, mientras tanto, se va quedando sin futuro.

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