Los niños, víctimas de la improvisación
El mirar para otro lado del Gobierno está provocando el inicio de curso más caótico que se recuerda
La falta de iniciativa y liderazgo del G obierno provocó, al inicio de la pandemia del coronavirus, que fueran nuestros mayores los que sufrieran más que nadie las consecuencias del virus. Su negativa a ver el problema y su previsión infantilmente optimista (recordemos a ... Fernando Simón hablando de que España afrontaría, como mucho, tres o cuatro casos de Covid-19) se cebaron especialmente con las residencias de mayores y, en general, con la población de más edad. En esta segunda oleada (aunque desde Moncloa se usen eufemismos que eludan este término) son los niños los que están padeciendo esos vaivenes del Gobierno. El del 2020/2021 será recordado como el inicio de curso más caótico de la historia reciente de España, de Andalucía y de Cádiz. Las comunidades han sido dejadas a su suerte y el país tendrá 19 criterios a la hora de comenzar el curso.
Decíamos que los más perjudicados de esta situación eran los niños, pero tampoco sería justo olvidarnos de los padres ni, por supuesto, de los profesores, que tendrán que volver a inventar métodos de docencia diferentes tras el reto que ya afrontaron en los meses previos al confinamiento. Estos mismos maestros ayer sufrieron las consecuencias de este caos al hacerse el test de anticuerpos. Tanto en Cádiz (en donde los profesores afirman que se acabaron los test, extremo que niegan desde la Junta), como en La Línea (donde los docentes se apegotonaban para hacerse la prueba) quedó patente que los problemas no han hecho sino empezar.
Desde la Consejería de Educación se trata de mandar un mensaje de tranquilidad a los padres, escenificado en Cádiz en la inauguración oficial del curso en una centro de Infantil de San Fernando . Pero es difícil mantener la tranquilidad cuando, en el mismo día, rectifican en la norma que regula el uso de mascarillas y establecen que las burbujas escolares no suponen suficiente protección y que los alumnos deben llevar siempre tapabocas.
En definitiva, el exagerado optimismo del Gobierno respecto a la situación en la que se encontraba el país (pese a haber sumado, según las cifras oficiales, más de 29.000 muertos) y su rechazo a asumir una estrategia global en este arranque de curso hacen prever más políticas de improvisación en los próximos meses que dejarán a alumnos, padres y profesores como víctimas de una pandemia que en ningún momento ha estado bajo control.