Necesitamos volver a producir
No se trata de regresar al nacionalismo pero sí de abastecerse sin depender
En los Estados Unidos ha hecho relativa fortuna el símil de que la pandemia del coronavirus es como Pearl Harbour o como el 11-S, aunque con las víctimas no concentradas sino dispersas por todo el país. Precisamente esta dispersión en el tiempo ... y en el espacio es la que nos impide calibrar la brutal envergadura de la catástrofe y, sobre todo, percibir la evidencia de que se avecinan grandes cambios. Quienes esperan que se cumpla la famosa ‘V’, una caída precipitada que irá seguida por un ascenso directo a la misma posición que ocupábamos, se equivocan absolutamente. Después de este turbio juego con la vida y la muerte ya nada será igual. Ni las relaciones sociales, ni las formas del trabajo, ni la naturaleza de la democracia, ni la esencia del capitalismo.
Jean-Pierre Chevènement, anciano socialista que fue ministro con Mitterrand y después con Chirac en la época de la cohabitación y que se ha ganado a pulso el prestigio que posee gracias a su insobornable independencia, ha explicado brillantemente la esencia de lo ocurrido: «Esta pandemia revela las dependencias y fragilidades que hemos dejado acumular durante tres décadas de mundialización [...] El aspecto estratégico ha sido totalmente desatendido y la preocupación sobre la legítima seguridad que sustenta el pacto entre el Estado y los ciudadanos ha sido ignorada».
La solución al actual desamparo que hoy siente la ciudadanía europea (y de otra partes del mundo) pasa por el acometimiento de un gran cambio pertinente en dos planos: por un lado, hay que recuperar ciertos valores que arrancan de la Revolución Francesa, se vinculan a los derechos humanos y se resumen en la idea de solidaridad, que se han perdido. Como dice Chevènement, «se ha extendido el hiperindividualismo». El otro cambio consiste en una urgente renacionalización estratégica, después de ver cómo Occidente no disponía del más elemental y rudimentario material sanitario para hacer frente a una pandemia. Macron ha dicho a este respecto que esta crisis nos ha enseñado que el acceso a ciertos bienes, la disponibilidad de ciertos productos y de determinados materiales, el carácter estratégico de algunos procesos productivos, imponen tener una soberanía europea; hay que producir más en suelo nacional para reducir nuestra dependencia y así equiparnos a largo plazo. No se trata de regresar a un trasnochado nacionalismo sino de diversificar por prudencia nuestros mercados exteriores y nuestras fuentes de abastecimiento.