Se necesita colaboración individual
El incremento de contagios en Grazalema, días después del puente, apunta a que la distancia personal es esencial también en el ocio y las fiestas
A estas alturas de pandemia , cuando el año de crisis sanitaria colectiva empieza a verse muy cerca, resulta innegable que vivimos en una segunda fase de ataque del coronavirus. Se esperaba para otoño y se adelantó. Las cifras son preocupantes y crecientes. Cuesta ... pensar que no habrá más oleadas en los próximos meses y sería inocente, hasta peligroso, ignorar que estamos inmersos en una de ellas. Cádiz , Andalucía, España, con distintas peculiaridades según la zona, están de nuevo en plena lucha contra la pandemia por más que la situación en los centros sanitarios sea, por ahora, menos angustiosa que en abril y marzo. En este mes de octubre, de hecho, se han vivido cifras que no se veían desde la primavera. Por desgracia, ha quedado demostrado que las medidas preventivas deben endurecerse mucho más, con el cierre perimetral de zonas de Madrid, Navarra o Castilla y León como ejemplos más notables. Pero más allá de las actuaciones institucionales, de las normas y la policía, existe una necesidad de responsabilidad ciudadana, de disciplina particular y solidaridad personal. Es la única solución para frenar este virus que, además de ser demoledor e incluso letal en un porcentaje de organismos, se propaga a una velocidad exacerbada. El episodio que vive Grazalema es ilustrativo. Es el primer municipio gaditano con más de 500 positivos activos confirmados por PCR en los últimos 14 días. Este incremento, que dispara la tasa de incidencia, aparece unos días después de las alarmantes concentraciones vistas en pueblos, parajes y senderos de la Sierra de Cádiz durante el puente festivo del 12 de octubre. La asociación entre esas situaciones y los números actuales resulta inevitable. Los que temen este tipo de aglomeraciones recreativas o turísticas pueden cargarse de razón si la ciencia confirma que hay una relación causa-efecto entre aquellas imágenes y estos dígitos.
Como conclusión provisional, sólo cabe hacer un ruego a los ciudadanos, una llamada a la didáctica para insistir en que la distancia entre personas es esencial en estos momentos. Esa medida, al final, depende de cada uno porque es imposible seguir, controlar o amonestar a cada persona con un funcionario detrás. Hay que insistir de nuevo en que si los ciudadanos no se conciencian y cooperan, si no mantienen la distancia incluso en los días de ocio, vacaciones y recreo será difícil evitar que vengan días aún más duros. Las administraciones no pueden llegar a todas partes.