EL APUNTE

La necesidad de resistir

El anuncio de la Junta es difícil de digerir, quedan muchas semanas de limitaciones, pero todos sabemos que es la única opción para dar una salida definitiva a la pandemia

Controles de acceso a Cádiz esta semana. A.V.

Estamos en el peor momento de la enfermedad colectiva. Cuando la alarma sanitaria está a punto de cumplir un año de duración, ha llegado la etapa más difícil. Todos los sabemos porque nunca habíamos visto el número de víctimas diarias, tal número de ingresados, de ... contagiados. Ni cuando descubrimos la terrible realidad a la que nos enfrentábamos, allá por marzo, se daban las actuales circunstancias. Es la realidad. Admitirla no es hacer una concesión al tremendismo, es realismo y honestidad. Cádiz, Andalucía, España, afrontan las semanas decisivas en la lucha contra el coronavirus. Las limitaciones de movimiento y horario deben coincidir con el incremento del ritmo de vacunación para, de una vez, doblar la curva para siempre, definitivamente, para que no vuelva a subir nunca. Si bien el coronavirus no desaparecerá, debe quedar en proporciones similares a las de otros patógenos con los que tenemos que convivir de forma natural y con ayuda de la ciencia, de la medicina.

En estos días se alcanzan, ya empiezan a pasar, todos los picos de fallecimientos, de contagio, de nuevos focos masivos. Las dosis que nos inmunicen (a una mayoría suficiente) aún no llegan y por lo tanto vivimos ese momento clave que supone toda recta final en una carrera tan larga, tan trágica, tan trascendente . No queda otra que aguantar, resistir. Los ciudadanos, con responsabilidad y fastidio. Las administraciones, con el sostenimiento de esos frenos que tanto daño hacen a la economía pero que son tan necesarios. Sin el descenso definitivo de la enfermedad y, por tanto, del miedo que provoca nunca llegará la normalidad al consumo, a los transportes, al turismo, al empleo, a la economía en definitiva. De lo contrario, todo serían parches, dientes de sierra, recuperaciones esporádicas y recaídas cada vez más dolorosas. De ahí el sentido de las palabras del vicepresidente Juan Marín en las que anuncia que muchas de las actuales medidas se prolongarán hasta mayo. Dentro de unos meses, de tres según ese anuncio, de muchas semanas, de una docena según ese discurso difícil pero necesario, comenzarán a recogerse los frutos de las medidas restrictivas aplicadas por la Junta de Andalucía. No es consuelo, no lo hay con tantas víctimas, pero sabemos que no tenemos otra salida. No podemos engañarnos, no debemos.

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