Los narcos ganan la batalla
Al igual que en la campaña electoral, Marlaska debería trasladarse a Cádiz a vivir unas semanas para conocer de primera mano la falta de efectivos policiales
Una de las grandes banderas que ha enarbolado el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, desde que concurriera a las elecciones generales como diputado por la provincia de Cádiz –cargo al que renunció una vez ganados los comicios al igual que Juan Carlos ... Campo, ministro de Justicia– ha sido el de la ‘normalización’ de la situación en la lucha contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar. En no pocas ocasiones, Marlaska ha afirmado públicamente que cuando llegó al cargo existía «una absoluta falta de respeto hacia la autoridad policial» y que eso se había acabado. Esta falta de respeto y de valores de los delincuentes se había traducido en numerosos incidentes durante las actuaciones en la zona. Por todos es tristemente conocido el apedreamiento en varias ocasiones a los helicópteros de la Policía y la Guardia Civil por parte de familiares y amigos de los narcos, al margen de otras numerosas agresiones a agentes. Si en algún momento hubo un punto de inflexión, sin duda fue el episodio de la liberación de un narco del hospital de La Línea, que fue tomado al asalto por sus compinches después de que fuera ingresado tras una redada.
Sin embargo, más de dos años después, es evidente que las afirmaciones de Marlaska asegurando que se había recuperado el respeto hacia las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado son palabras vacías. Este fin de semana hemos asistido a un nuevo capítulo, el enésimo, en este sentido. Un agente se encuentra gravemente herido después de que un todoterreno cargado con 700 kilos de hachís embistiera brutalmente al vehículo policial con el que patrullaba junto a un compañero . Y lo triste es que volverá a ocurrir. Por más que se empeñe el Gobierno en transmitir una imagen de normalidad, lo cierto es que la carencia de efectivos y medios policiales en la provincia de Cádiz es alarmante. Las asociaciones de Policía Nacional, Guardia Civil y colectivos antidroga insisten en ello una y otra vez. Pero sus palabras caen en saco roto.
Urge tomar cartas en el asunto de forma urgente. De igual modo que Marlaska se trasladó a vivir a Cádiz durante la campaña electoral, ahora debería hacer lo mismo. Reunirse con quien sea necesario, hacer un análisis riguroso de la situación y actuar en consecuencia. De lo contrario, los agentes seguirán perdiendo la guerra contra el narcotráfico. Y lo que es peor, en algunos casos, perderán la vida.
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