Las barricadas se apagan, la melancolía se queda
Todas las partes implicadas en un conflicto menor pero simbólico se muestran incapaces de gestionar el cambio de una era social y laboral que empezó a morir en 1973
![La Voz de Cádiz: Las barricadas se apagan, la melancolía se queda](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2021/11/21/v/coche-buena-kBoH--1248x698@abc.jpeg)
Las barricadas tienen mucho de síntoma. Las fechas son números y las cifras no vienen a ser más que símbolos. El sufrimiento y la realidad que cada día encierran son idénticos cuando llega un aniversario concreto o un martes cualquiera, cuando hay llamas y cuando ... no. No dejan de ser unos dígitos, unas fotos, unos segundos de televisión que sirven para recordar y recalcar pero no alteran nada. En la Bahía de Cádiz sabemos que aparecen de forma cíclica, cada pocos años (aunque en los años 80 fueron muy constantes y en la década de 2010 a 2020 muy esporádicos) porque responden a una situación muy antigua, muy compleja, probablemente internacional, que no tiene un solo culpable ni fácil alivio. La decadencia industrial de Cádiz, el fin de una era, de todo un sistema laboral y social, cultural, es palpable, real, cada jornada, haya o no ruido y humo, haya o no convenio que reclamar. Cuando llegó el décimo aniversario del cierre de la factoría Delphi, en 2017, muchos recordaron el mayor golpe –de tantos– que la industria de la Bahía ha recibido en las últimas décadas. Sin embargo, al margen de la fecha, lo real, lo doloroso era que casi 4.000 de aquellos sigan sin empleo y, muchos, enredados en calvario administrativo sin final.
Cuando estas barricadas se apaguen, como se apagaron todas desde 1975, olvidaremos que, como sociedad, necesitamos empresas y sectores alternativos, nueva y distinta formación, compromisos de recolocación, algún objetivo, más autocrítica y autoexigencia personal, cada día, para tratar de combatir recortes de salario, traslados de factorías, cierres, robotización, políticos incompetentes, objetivos de producción y ganancias imposibles o importación de mano de obra más barata. Cada conflicto, cada estallido, expira por sí mismo pero se suma a un pesar general que habla de una Bahía melancólica que no ha encontrado una nueva forma de vida, más allá de turismo y funcionariado, pese a tener asumido que aquella que conoció se le murió en los brazos hace muchos años.