El Apunte
Las murallas al fin reciben la atención que merecen
El nuevo proyecto de recuperación en Cádiz debe suponer el refuerzo de una fase de cuidados largamente aplazada
Su importancia en el vasto patrimonio histórico y monumental de Cádiz es equivalente al desdén con el que las ha tratado la sociedad gaditana en demasiadas ocasiones. Desde su polémico derribo, parcial, durante el paso del siglo XIX al XX, hasta las fases de abandono ... actual, el perímetro amurallado de Cádiz ha sido objeto, demasiado a menudo, de agresiones por acción u omisión, de distintos gobiernos estatales y locales, en distintos regímenes, en varios siglos diferentes.
Duele pensar qué sería la ciudad, cómo sería, si cada metro de murallas defensivas (con origen en el siglo XVII en su mayor parte) hubiera sido respetado, mantenido, cuidado y ahora luciera como un valor turístico con poca comparación en España, Europa y el mundo. Incluso con lo que queda, llega para deslumbrar a muchos visitantes pero la desidia y la falta de inversión en su cuidado pueden ser un nuevo y mortal enemigo.
Nunca es tarde para enmendar lo que se hizo mal o, sobre todo, lo que no se hizo con suficiente fuerza. Ahora, tras una inevitable y cíclica fase de deterioro protagonizada por los inevitables embates del mar y el clima, llega el esperado anuncio de obras. Esta vez, Cádiz necesita que sean amplias, efectivas y constantes , que tengan continuidad en el tiempo puesto que el mantenimiento es una tarea que nunca acaba.
Ya las hubo en el Baluarte de San Roque y el tramo de Santa María del Mar. El Subdelegado del Gobierno, José Pacheco, a través del Ministerio de Cultura, anuncia ahora su ampliación al Campo del Sur y a baluartes y castillos que van de Capuchinos a los Mártires, de Santa Catalina a la Punta del Bonete.
Habla de una inversión inicial de 2,1 millones de euros –divididos en dos planes distintos – y confirma el esperado el proyecto como «prioridad». Los fondos de recuperación europea pueden ser el maná del que se alimenten también a las viejas piedras que defendieron Cádiz de sus enemigos del mar. Ojalá las murallas reciban ahora una inyección que permita su adecentamiento, su conservación. Este objetivo que debiera ser común, ajeno al debate partidista, ha pasado demasiadas fases de abandono en las últimas décadas. Ahora parece que llega el momento de ponerse a la tarea. Una buena nueva.