EL APUNTE

Muchos motivos, ninguna razón

Los trabajadores del sector aeronáutico tienen tantos argumentos para protestar como casi todos pero con esos métodos pierden el respaldo que merecen

Images de las protestas de este lunes. F.J.

Nadie va a negar que el sector industrial, en general, y el aeronáutico, en particular, merecen todo el apoyo en estos días de dificultad extrema. La suspensión de buena parte del tráfico aéreo en todo el mundo, la cancelación de contratos de compra e, incluso, ... algún accidente trágico anterior a la pandemia han puesto en jaque a las compañías de todo el planeta y, con ellas, a los grandes consorcios que fabrican los aparatos de los que se surten. Con ese gran conglomerado en caída libre, resultaba fácil prever que algunas de sus compañías auxiliares tuvieran que reducir plantilla. Ahí llega la parte de pesar para la Bahía de Cádiz (y otros emplazamientos andaluces) en esta negra caída de fichas de dominó. Vaya por delante que nadie se puede alegrar porque una sola persona pierda su trabajo y son muchos los empleos que están en juego en estas semanas de incertidumbre absoluta en tantas casas .

La preocupación de los afectados y de sus familias, de su entorno, está por tanto más que justificada. La solidaridad de sus vecinos se da por descontada. Pero otra cuestión es la forma en la que se transmite ese malestar, los métodos para trasladar la reivindicación legítima. Pasar a la pequeña historia local como los primeros que cortaron los dos puentes a la vez (José León de Carranza y Constitución de 1812) es un triste récord que quita mucha razón a los promotores de la protesta. Recuperan comportamientos trasnochados, propios de otras épocas y que se han revelado infructuosos, ineficaces, por obsoletos. Las barricadas ardiendo y los atascos en horas de acceso a los puestos de trabajo resultan contraproducentes. Fastidiar durante tres horas clave de un lunes laboral al ciudadano cuando se va a incorporar a su puesto es un efecto innecesario, impopular y errado. Los responsables de decidir esos despidos, en las grandes compañías aéreas o en los consejos de administración de los consorcios, ni siquiera se enterarán. Por desgracia, estos métodos quitan la razón a los que tantos motivos tienen para reclamar un futuro laboral que se han ganado con su capacidad y competitividad durante tantos años.

Por desgracia, más de la mitad de los trabajadores (y pequeños empresarios, y autónomos) de la provincia están en estos días en su misma situación de zozobra, incógnita y riesgo de paro. No por eso se ponen a cortar los dos puentes que unen Cádiz con la Bahía .

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