El miedo empieza a dar miedo
A la crisis sanitaria parece seguir ya una económica, de consumo, que puede cobrarse empresas y empleos
La mayor emergencia sanitaria que haya conocido el mundo en los últimos años –habría que remontarse a épocas en las que las comunicaciones, la tecnología y la sociedad eran completamente incomparables– ha dado paso a una situación de temor colectivo que no recuerdan ... las generaciones que no han vivido un conflicto bélico.
Estanterías vacías incluso en zonas donde la situación está lejos de ser grave, como en Cádiz , en Andalucía, o cancelaciones masivas de todo tipo de eventos y actividades. La ciudadanía se para, deja de hacer y de moverse. Las administraciones, con buen criterio, le recomiendan no desplazarse porque la limitación de movimientos es la única vía preventiva a su alcance. Ya que no es posible prohibirnos respirar, se trata de que lo hagamos lo más lejos posible los unos de los otros, en el mismo sitio siempre, a poder ser.
Pero con esa inevitable y responsable petición se paraliza sin remedio la economía y la crisis sanitaria pasa a ser comercial, de consumo y, por tanto, de empleo. Es inevitable temer por el naufragio de decenas de pequeñas y medianas empresas, sobre todo del sector servicios, si la situación se prolonga sólo unos meses. El desplome del consumo familiar, provocado por unos desconocidos –incluso en esta provincia– niveles de paro, se convierte ahora en una amenaza real en este año. Con los establecimientos vacíos de clientes, los estantes también se quedan sin productos que vender. Nadie los reclamará en algunas semanas por la previsible caída de poder adquisitivo y el pánico de los pocos que conserven alguno. Esta situación, sostenida durante sólo cuatro meses, puede provocar un desplome similar al vivido en 2008. El Fondo Monetario Internacional lo advirtió ayer con esas mismas palabras, no es ningún ejercicio de alarmismo.
Ante la situación de miedo a la que nos enfrentamos, sería irresponsable pedir a la población que mantenga sus hábitos, de consumo, trabajo o estudios, de desplazamiento, ocio y compras, como si no sucediera nada. Lo que toca es dejar de salir, de moverse, de gastar, de ir y de venir. Además, no habrá muchas cosas que hacer ni mucho ánimo colectivo en unas semanas. Por lo tanto, el que sufrirá en primer término será el sector servicios, esencial en una zona como la provincia de Cádiz. Es especialmente sensible al temor, incluso a la previsión de malos tiempos antes de que lleguen. Ojalá podamos resistir.
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