Una mejora sostenida pero insuficiente
El segundo mes de descenso consecutivo del paro en la provincia, con buenos datos a escala regional y estatal, nunca debe ocultar el trabajo que aún queda por delante
Para tratar de analizar las cifras del desempleo en el mes de mayo es preciso tomar perspectiva. De entrada, el recorte de parados tiene pocos precedentes (casi 800.000 menos en España en un año) porque el incremento previo, provocado por la crisis sanitaria y ... la pandemia con su cascada de ERTE, también fue de proporciones gigantescas. Ese es el punto de partida. Con todo, no cabe más que felicitarse de que España sume otro mes por encima de su récord de 20 millones de afiliados a la Seguridad Social o que se sitúe por debajo de los tres millones de desempleados por primera vez en casi 15 años (desde otoño de 2008 no sucedía). La multiplicación por cuatro de las contrataciones fijas –aunque con todas las trampas que ha permitido el Gobierno impulsor de una mala reforma laboral– también se puede considerar una buena noticia. En la provincia, la tendencia es similar, con la segunda bajada consecutiva en 2022 tras un inicio de año con dientes de sierra. En los 45 municipios de Cádiz son 5.141 personas menos en las listas que el mes anterior.
La dependencia del sector servicios sigue siendo notable y en este último balance también ha colaborado la recuperación de la construcción pero en Cádiz (1,25 millones de habitantes) ahora son 141.747 personas registradas como demandantes de empleo. Hace apenas dos años y en distintos momentos de las dos décadas anteriores se han llegado a rozar los 200.000 parados. De hecho, entre los gaditanos ahora hay 33.729 parados menos que en mayo de 2021. Pero euforias y satisfacciones, las mínimas. Hace apenas dos semanas se renovó la estadística oficial que fija los municipios con mayor desempleo en España. De nuevo, con La Línea a la cabeza, varios son gaditanos. Entre los diez, los quince, los veinte más afectados, la cantidad de nombres de localidades de Cádiz resulta también bochornosa. Esa situación, además, ni siquiera es nueva. Lleva años produciéndose al margen de las alteraciones estadísticas. En este caso se añadían las zonas con menor renta per cápita y menor esperanza de vida, porque existe una relación directa. La provincia tampoco salía bien parada. Así que atención. La mejora es cierta pero leve para un paciente, el mercado laboral provincial, enfermo de gravedad desde el siglo XX.