Una mejora insuficiente en un mercado laboral dañado
El tirón del sector servicios con la recuperación de fiestas y tradiciones recorta en más de 8.000 personas las listas del paro pero la provincia aún tiene un pesado lastre
Huelga decir que el paro es un conflicto social ya estructural en el territorio gaditano. Como dejó escrito el gran José Luis Sampedro (catedrático de Economía aunque sea recordado como literato): «Lo que dura es estructura y lo que no, coyuntura». Nadie puede negar que ... el desempleo dura en la provincia de Cádiz. Es crónico. Es tan antiguo que habría que remontarse a tiempos predemocráticos para encontrar porcentajes que no provocasen alarma y en esos tiempos, además, las cifras no serían fiables ni los parámetros de cuantificación equiparables a los actuales. En suma, su persistencia entre nosotros es tan terca y grave que cuesta mucho hacer valoraciones mensuales, trimestrales, para hablar de subidas o bajadas. Incluso en términos anuales, las variaciones suelen ser muy relativas, siempre sometidas a la temporalidad de sectores clave como el turístico. Cuando no a circunstancias tan duras como la pandemia (desde 2020) o la salvaje inflación energética y general asociada a conflictos internacionales como el de Rusia (desde finales del 2021 hasta no se sabe). Así que el hecho de que las oficinas del Servicio Estatal de Empleo Público (SEPE) registren 8.153 personas menos en demandas de empleo durante el pasado abril supone un alivio pero pequeño. Sobre todo porque el motivo es coyuntural (Semana Santa y ferias felizmente recuperadas).
Las fiestas son efímeras, como el verano, por más que reaparezcan cada año. En esta provincia no pesan tanto las campañas agrícolas ni, por desgracia, el sector industrial en un trance tan complicado. El número que importa, el que debe provocar una reflexión permanente sigue ahí: 147.168 personas siguen en paro en la provincia. Hace justo cinco años (marzo de 2017) eran 170.372 los demandantes gaditanos. La alegría es que son casi 25.000 menos, con lo difíciles que han sido estos años. La tristeza es que aún son muchas las familias, demasiadas, sin oportunidad de regresar al mercado laboral. La situación del paro en Cádiz es algo mejor pero el destrozo del que todos venimos es tan duradero que cuesta lanzar vítores y campanas al vuelo. Queda demasiado.