La mejor publicidad del metal
Los encargos de vanguardia que salen de las plantas gaditanas dan la mejor imagen; las movilizaciones, la peor
En plena crisis del sector del metal , cuando los sindicatos admiten que las movilizaciones exageradas e inoportunas han creado fisuras en sus filas, se mantiene firme un rayo de esperanza en la industria esencial de la comarca. Ha sido preciso que los empresarios, ... con buen criterio, se plantaran hasta anunciar un cierre patronal ya superado pero la capacidad humana, laboral y técnica de las factorías gaditanas vuelve a imponerse. Pese a las dificultades para conseguir encargos de construcción, que los hay, o el frenazo en las reparaciones a cruceros, con todas las líneas bloqueadas por la alerta sanitaria mundial, la diversificación de tareas permite mantener una veta de optimismo mientras llega la recuperación. La última prueba, otra más, tiene por escenario las instalaciones de Navantia en Puerto Real, que han vivido un nuevo hito con el desarrollo del proyecto solicitado por las firmas Aibel y Equinor para la construcción de una subestación eléctrica para el campo de extracción de petróleo y gas Johan Sverdrup, en Noruega. Ya se puede calificar de éxito la construcción del bloque de soporte de la gigantesca grúa que irá en la plataforma. Este bloque comenzó a construirse el pasado año y demuestra, de nuevo, la precisión técnica de la que son capaces muchos operarios, especialistas y equipos del sector del metal, de la construcción naval, en la Bahía de Cádiz.
Que esta industria, la ingeniería con sede en esta comarca, sea capaz de producir y enviar productos como éste, o como las anteriores plataformas eólicas que funcionan en aguas del Mar del Norte o el Báltico debe suponer, sin añadir más datos, un motivo de orgullo y un sello de prestigio que coloca a este sector en la vanguardia europea. Si no lo estuviera, no le encargarían ese tipo de trabajos. El hecho de que gigantes como Equinor, Iberdrola o tantos confíen en Navantia y otras empresas de la zona para poner en pie partes de estas enormes estructuras es la mejor campaña publicitaria para los que trabajan en esta parte del mundo, es el mejor discurso sobre su capacidad y su potencial. No hay mejor forma de favorecer que este tipo de inversiones vuelvan a crear trabajo y progreso en una comarca sedienta de industria, de realidades laborales, más aún en tiempos de incertidumbre epidémica. En cambio, la peor campaña de imagen la dan las protestas extemporáneas que amenazan con retrasar estos necesarios encargos.
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