El Apunte

Más mujeres con el bastón de mando

El Foro FEM ha puesto sobre la mesa la poca presencia de mujeres en los altos puestos de la administración pública, una falta a la que es necesario buscar solución

Imagen del foro. L.V.

Es común que en casa del herrero se trate de cortar la carne con un cuchillo de palo. Y que quien venda consejos, en rigor, para sí mismo, no los tenga. El foro FEM, organizado por la Asociación de Empresarias y Profesionales de Cádiz (AMEP), ... puso ayer sobre la mesa la preocupante falta de mujeres en puestos de responsabilidad. Lo curioso de esta demanda es que, en esta ocasión, no hablaba de consejos de administración de grandes empresas o puestos de directivos en las pymes, sino que se refiere, precisamente a lo que sucede en la administración pública. El foro, subvencionado por el Área de Igualdad de Diputación, sacó a relucir unas cifras más que significativas: sólo hay nueve alcaldesas al frente de algunos de los 55 ayuntamientos y ELA de la provincia de Cádiz. Del mismo modo, en el foro se subrayó que las delegaciones municipales que suelen destinarse a las mujeres son las que resuelven asuntos de poca enjundia, mientras que los hombres copan las áreas de más fuste.

Es decir, las mismas instituciones que promueven planes de igualdad para la población –más que necesarios, nadie lo pone en duda– y que exhortaran a las empresas a contratar más mujeres –bien con campañas de información bien con beneficios fiscales, también necesarios– dejan fuera a sus representantes femeninas de los puestos de responsabilidad. Como si la igualdad fuera algo que debieran hacer los demás pero que no se aplica en casa.

En el foro, la delegada de Empleo, Ana Carrera, destacó que esta situación se debe a que se sigue arrastrando el lastre de una sociedad patriarcal. Contra esta realidad, opuso una mayor campaña de pedagogía y de concienciación y, asimismo, una igualación de los periodos de baja paternal y maternal. Sin embargo, también es preciso que el ciudadano demande a sus representantes públicos que la mujer no quede arrinconada a puestos de poca relevancia sólo para cumplir el expediente.

Una sociedad que se diga verdaderamente feminista no puede conformarse con proclamas vacías o con jornadas y seminarios en los que se repitan mantras ideologizados. Debe operar un cambio profundo que empieza por que, quien tome las decisiones sea, cada vez más, una mujer.

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