EL APUNTE
Más allá de la solidaridad
Las personas que se prestan a acoger a menores demuestran un firme compromiso con la ayuda a los más vulnerables

En algunas ocasiones hay menores que por diferentes cuestiones tienen que ser retirados de manera urgente de sus padres. Pueden ser niños maltratados, que son víctimas de abusos, que están desamparados o que viven en hogares donde la drogadicción o el alcoholismo ha atravesado su ... familia y la situación se hace insostenible, entre otros casos. Se da la triste circunstancia que las vidas de estos pequeños pueden estar corriendo peligro o también que debido a los graves problemas con los que conviven se les esté impidiendo tener un crecimiento y desarrollo correcto y normal.
Por ello, en cuanto se da la alerta de lo que ocurre el servicio de protección de menores toma las medidas que marca la ley y sean preceptivas. Y una puede ser la retirada de esos pequeños a los padres que no pueden o no quieren cuidar de sus hijos. Es entonces cuando entran en acción unos ángeles de la guarda muy humanos, las personas que se comprometen a acoger a estos pequeños (desde bebés hasta 17 años) de manera urgente y temporal hasta que se les da una solución definitiva como es la adopción o el regreso con los padres biológicos cuando sea posible u otras alternativas. Estos padres de acogida los reciben en sus hogares y los tratan como un miembro más de la familia dándoles todos los cuidados que tienen que recibir, pero, sobre todo, llenándoles de amor y de valores que algunos no han ni siquiera conocido. La tarea es muy complicada. Un reto difícil de asumir y a menudo de llevar a cabo porque estos menores a menudo se sienten inadaptados y arrastran problemas y traumas de lo que han visto en el lugar donde supuestamente tenían que no temer de nada.
Sin embargo estas personas creen firmemente en la ayuda a los demás y en que la labor que ellos pueden hacer es fundamental para que esos niños tengan un presente y también un futuro. Además muchas veces implican a sus hijos biológicos en este compromiso lo que también ayuda a estos chicos a madurar y a entender que la vida puede no ser tan fácil como lo que han tenido siempre en sus casas. Un servicio solidario y colmado de empatía, pero también de superación, generosidad y civismo.